martes, octubre 31, 2006

La República

Desde que lo leí hace ya algunos años, he considerado que el discurso de Saint-Just contra Luis XVI (1793) constituye una de los textos más emocionantes de la historia (literatura, diría yo) universal. Si se hiciera leer este texto a los niños en el colegio, otro gallo (nótese la metáfora afrancesada) nos cantaría. Saint-Just pronunció su discurso con 26 años, y con 27 años fue ajusticiado. En una sociedad anestesiada como la nuestra, puede sorprender que alguien con 26 años pudiera cambiar para siempre la historia de la humanidad. Pero eso ya es problema nuestro, no el de alguien que dijo:

“Pronto las naciones ilustradas procesarán a quienes las han gobernado hasta ahora. Los reyes serán enviados al desierto a hacer compañía a las bestias feroces a las que se parecen, y la naturaleza recobrará sus derechos”.

Para Saint-Just, era necesario ajusticiar al rey porque éste no podía ser procesado a través del derecho de gentes: alguien que se ha situado en un plano distinto a los ciudadanos, quien obtiene su poder por derecho divino, no puede ser luego juzgado como se juzgaría a otra persona. La ley obtiene su legitimidad porque puede ser aplicada a TODOS, y perderá automáticamente su justificación en el momento en el que alguien se sitúe fuera de ella.

Como es obvio, esto es lo que sucede en España con nuestra monarquía, ya que tenemos unos códigos legales que se aplican a todos nosotros menos a un selecto grupo de personas que gozan de legitimidad divina. Un ejemplo de las consecuencias de este esperpéntico panorama jurídico fue la aprobación del tratado del Tribunal Penal Internacional: después de ello, nadie puede cometer crímenes contra la humanidad en España, excepto el Rey, que es inmune. No se trata de que Juan Carlos los vaya a hacer o no, sino que es algo mucho más serio: la legitimidad moral de la ley se esfuma incluso antes de empezar a funcionar.

Dicho esto (y que conste que no era mi intención, habida cuenta de lo apretado de la agenda arbustiana en estos días) aprovecho para publicar una nueva entrega de mi relación electrónico-epistolar con Hackenbush:

Por qué soy y no soy republicano:

Bueno, me gustaría que hubiera una república española. Al menos me gustaría que antes de la sucesión de Juan Carlos a Felipe se hiciera un referendo sobre qué opina la población. Si gana la monarquía, mejor para ellos.

¿Soy un "republicano"? Bueno, a mi abuelo no lo mataron en la guerra, no me gusta Ismael Serrano y la bandera tricolor me da asco. Alguien opinó en el blog de Quic: "Paso de la tercera república como de la mierda". Amén: yo no quiero resucitar la segunda república; supongo que tendrá cosas buenas, pero me da igual que la república venidera fuera la tercera o la cuarta. Si lo que quieren es ganar la guerra ahora, pues llevan 70 años de retraso. Y si lo que quieren es ganar la guerra ahora, es que ahora quieren hacer la guerra.

Lo de la bandera tricolor es una cuestión puramente estética: el rojo-amarillo-morado me parece repugnante, haríamos el ridículo en cada competición deportiva internacional. Como me parece una cuestión meramente higiénica el hacer el susodicho referendo.

Alguien también ha dicho: "Sería más cara una república, con su presidente de la república y todos sus asesores...". Sinceramente: ese argumento me parece moneda usada. Siempre que lo he escuchado termina con la coletilla: "... y todos sus asesores...". Además: la cuestión no es económica, sino moral. Hay dinero suficiente en el Estado para permitirse una república, eso está claro. Lo importante es que no haya ningún irresponsable ante la ley. Le aseguro a cualquiera que no va a volverse pobre porque haya una república española. Y a todos les jode pagarle las camisas al farlopero...

Y bueno, una república española con bandera roja, gualda y roja. ¿Alguno lo habíais pensado? ¿Alguien sabe de una plataforma pro-república que no esté llena de "republicanos" (no me vale una encabezada por Jiménez Losantos)?

En el fondo estoy de acuerdo con la monarquía; el único problema es que yo no soy el rey.

Fdo: Hackenbush

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jueves, octubre 26, 2006

Telegrama

Tomo nota de las críticas de Sue. Stop. He decidido dar ejemplo en Wikipedia. Stop. Aquí está mi primera contribución. Stop. Escribiré más cuando vuelva internet a mi cueva. Stop.

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viernes, octubre 20, 2006

Un país de listillos y gorrones

Si digo que España es un país de pícaros no estoy diciendo nada nuevo. A todos nos gusta aparcar donde está prohibido, o dejar el coche en doble fila, pero luego nos quejamos cuando otros conductores lo hacen. Si podemos, le robamos la conexión de Internet a alguien que tenga wi-fi en el edificio, pero nos jode que nos lo hagan. Y así, podría citar muchos otros ejemplos…

Si internet revela los hábitos de los usuarios, mi pregunta es la siguiente: ¿cuántos españoles contribuyen gratuitamente a Wipikedia, esa enciclopedia que todos hemos consultado alguna vez? Wikipedia es tremendamente popular en España, así que en principio sería lógico encontrar bastantes entradas en castellano. He copiado los datos de la página web, y ésta la clasificación según contribuciones por idiomas:

- Inglés: 1.439.000 entradas.
- Alemán: 482.000.
- Francés: 378.000.
- Polaco: 306.000.
- Japonés: 273.000.
- Neerlandés: 233.000.
- Italiano: 206.000.
- Portugués: 189.000.
- Sueco: 188.000.
- Español: 161.000.

Los números no mienten. Examinemos las conclusiones arbustianas:

- Los españoles somos los últimos de la clasificación. Teniendo en cuenta que al menos un 20 o un 30% de los textos en español habrán sido enviados desde Latinoamérica, calculo que desde España no se habrán escrito más de 120.000 contribuciones.
- Suecia nos supera, y eso que en Suecia viven nueve millones de personas.
- Hay más entradas en portugués que en español. Humillante.
- Polonia, un país con la misma población que España, aporta 306.000 textos. Y en Polonia no creo que tengan demasiado acceso a banda ancha. Humillante, de nuevo.
- Holanda también supera a España. Humillante.
- Hasta los italianos colaboran desinteresadamente con Wikipedia, superando las 200.000 entradas. Más que humillante.

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miércoles, octubre 18, 2006

Cuando les tocan el bolsillo, se enfadan

Víctor Manuel, Pilar Bardem, Pedro Almódovar... joder con nuestros "rojos" profesionales, qué enfadados se ponen cuando les tocan el bolsillo. Ahora se descuelgan con que hay que mantener el canon discográfico de la SGAE. ¿No sería mejor socializar la música, el cine y toda la cultura? ¿No es eso progresista, o qué?

Claro que para comunista, comunista, siempre nos quedará Lolo Rico, la que fuera directora de La bola de cristal. Aunque este vídeo salió hace ya tiempo, creo que vale la pena verlo de nuevo porque la cosa manda huevos de verdad.

Ventajas de nuestra burocracia

No sé por qué le tengo tanta manía a la burocracia española. La desgana y el desinterés crónico de los funcionarios de la administración tienen sus cosas buenas y yo, que soy un resentido, sigo sin reconocerlas. Por ejemplo:

Un buen amigo se pergeñó una beca para irse un par de meses a investigar a un país extranjero. (Aclaración para no iniciados: “beca” significa “ayuda económica que cubre el 30 o 40% de los gastos totales, y que llega (si finalmente llega) con retraso de entre cinco y diez meses ). Pues eso: que el campeón se ha pasado medio año arreglando temas del visado, escribiéndose con la universidad de acogida y buscando una residencia en la que pasar la estancia. Hace un par de semanas, cuando le quedaban dos días para salir, le mandó un e-mail al director de la residencia para consultar un par de detalles de última hora. Y fue entonces cuando, ¡sorpresa!, el capullo de turno se descolgó con que no había ninguna reserva a su nombre. Mi colega demostró que tenía un e-mail con la aceptación recibido hacía meses, pero el director de la cosa le dijo que no sabía nada de eso y que no quedaban habitaciones libres. Así que mi amigo, tras bajón brutal en cuestión de minutos, tuvo que ir a su universidad y al ministerio de Educación para presentar formalmente la renuncia a la beca. Lo cachondo es que unos días después, el chaval recibió un e-mail en el que se le informaba que había una habitación libre en la residencia de marras. Mi amigo tuvo que recomprar el billete de avión que había anulado antes (con la consiguiente pérdida de dinero) y, tras avisar en la universidad que finalmente se piraba, tomó fuerzas ante lo que creía que iba a ser más duro que “Las doce pruebas de Astérix”: recuperar la carta de renuncia que había presentado en el ministerio.

Imaginémonos a mi amigo luchando contra la burocracia en la siguiente escena de película: el hombre entra a un gris edificio de arquitectura fascista, y sube rápidamente unas interminables escaleras de espiral mientras la cámara lo enfoca en plano contrapicado. No sé si fue así pero el caso es que podría haberlo sido, y eso es lo que me importa en este momento. La cuestión es que el chaval llega armado con su mejor retórica legal-administrativa, y solicita a la señora del mostrador la recuperación de la dichosa carta. Cuando espera ser redirigido hacia la primera de una interminable serie de ventanillas, observa con cierto asombro cómo la mujer estira la mano hacia una pila de papeles cercanos. Unos segundos después, tiene la carta de renuncia en sus manos. ¿Cómo fue posible todo esto, nos preguntamos? Muy sencillo: no hubo que rescatar la carta porque el trámite NUNCA fue puesto en marcha. En otras palabras: que la funcionaria había recibido el papel hacía una semana y todavía no se había molestado en activar el procedimiento. Normalmente, ahora debería ponerme a rajar contra una caradura que está más pendiente del desayuno de las 11 de la mañana que de atender las necesidades de la gente, pero… joder, su ineptitud salvó a mi colega. Así que, de todo corazón, le doy hoy las gracias a esta mujer, ejemplo palpitante del estajanovismo que caracteriza la burocracia patria.

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sábado, octubre 14, 2006

César Vidal, reseñista oficial del reino

Indigencia moral a tope. Nuestro amigo César Vidal nos regala una muy "objetiva" reseña al último libro de Jiménez Losantos. No es que Vidal sea compañero de Losantos en la radio, como ya se sabe. Es que si miramos las fotos de la portada, y empezamos por la derecha del todo, pues nos encontramos... con el mismísimo César Vidal. El concepto de "separación de intereses" no es algo muy conocido en España, por lo que veo. En cuanto a la reseña en sí, poco que decir: "Me permito modestamente recomendar la lectura de la obra por tres razones. La primera es que, de entrada, el libro está magníficamente escrito..."

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Plagiando, que es gerundio



“Periodista Digital, más urbano”. Con este eslogan, situado en la parte superior izquierda de la web, se nos informa del cambio de imagen de Periodista Digial (uno de los portales de noticias más visitados en España). Lo de “más urbano” puede significar dos cosas: a) Que Pilar Urbano va a publicar más textos. b) Que la página web tiene ahora una apariencia más dinámica, más “urbana”, no apta para paletos de pueblo como yo.

Supongo que la respuesta es la opción b).

Lo que no entiendo es como Alfonso Rojo, que se fue de El Mundo hace un tiempo porque acabó bastante mal con Pedro Jota, tiene la caradura de hacer un plagio más que evidente del diseño de la la web de El Mundo. Porque lo de Periodista Digital es una burda copia, se mire como se mire, y para mí que la cosa va a acabar en tribunales.

(He puesto arriba una captura de la web Periodista Digital y otra de El Mundo, tomadas en la madrugada de este viernes)

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martes, octubre 10, 2006

Top 5 de lesiones estúpidas

Llevo ya unos cuantos días sin rajar contra ningún político. Y me siento bien, la verdad, porque a veces conviene no meterse demasiado en los profundos cenagales de la política patria. Se da la circunstancia de que ZP no ha metido la gamba últimamente y de que Rajoy está como siempre (es decir, encefalograma plano) pero además callado, sin hacer uso de esa ironía que introduce en sus discursos y que él cree muy estimable. De lo que uno no se libra es del rollo nacionalista: este fin de semana, tocaba demagogia con el tema de las selecciones nacionales. Ya conocemos la historia: aprovechando que no había liga de fútbol porque la selección española jugaba (y hacía el ridículo) el sábado ante Suecia, el domingo tuvo lugar un partido entre Cataluña y Euskadi. Como siempre, se volvió a pedir selecciones internacionales, algo políticamente imposible porque estamos hablando de regiones y no de Estados-nación. La UEFA se encargó de recordarlo este lunes.

Por mucho que haya quien no está interesado en el fútbol, es evidente que este deporte representa a la perfección el carácter español: paleto y cainita a partes iguales. Si somos tullidos morales e intelectuales, entonces no hay mejor metáfora que la del jugador de fútbol que se lesiona y, además, lo hace manera absurda. Así que me he molestado en preparar un Top 5 de futbolistas lesionados de forma estúpida, sin duda el epítome de la españolidad en el siglo XXI:

- Tiko. Este jugador navarro participó este domingo en el bolo Euskadi-Catalunya, como parte de la selección vasca (supuestamente Navarra es del País Vasco, ejem). Y el chaval tuvo la mala suerte de romperse el cruzado anterior de la rodilla izquierda, quedando jodido para los próximos siete meses y quién sabe si no tendrá graves problemas para poder rendir en una competición de máximo nivel. Sinceramente, no creo que haya nada más cruel que destrozar la carrera deportiva de un chaval por culpa de un partido amistoso organizado con fines claramente propagandísticos. ¿Qué hubiera pasado si Tiko se hubiera lesionado jugando con la selección española? Mejor ni pensar lo que hubieran dicho en el Athletic de Bilbao, club que paga al jugador.

- El loco Palermo. Pésimo jugador que no tuvo mejor idea que celebrar un gol con el Villarreal subiéndose a un muro que separaba el campo de la grada. El muro se cayó parcialmente, el jugador se fue al suelo y unos cuantos ladrillos aterrizaron gentilmente sobre su pierna. Resultado: fractura de tibia y peroné y cuatro meses de baja.

- Busquets. Portero que fue icono de Arbusto en su tierna juventud. Se trataba de un guardameta que pasó a la historia por vestir pantalón largo y ser autor de algunas de las mayores pifias nunca vistas jamás. El bueno de Busquets apareció un día en el entrenamiento con las manos vendadas, según él porque se las había quemado al sujetar una plancha que iba a caer sobre su hija. Estuvo varias semanas sin jugar debido a su heroica intervención, aunque todo el mundo sabía que en realidad se había hostiado con su moto (los clubs no permiten a los futbolistas ir en moto debido al riesgo que conlleva).

- Cañizares. Otro portero con buena suerte. Unos días antes del Mundial de 2002, en la concentración de la selección, se le cayó un frasco de colonia (“Agua de Gio”, para más señas) mientras se arreglaba ante el espejo. El bote de cristal cayó sobre su pie y le seccionó los ligamentos de un dedo. Cañete se quedó sin viajar a Corea para disputar la Copa del Mundo (recordemos, se celebra cada cuatro años) por culpa de la dichosa colonia.

- Juan Antonio Ruiz “Espartaco”. Todo un arquetipo de la torpeza española: un torero famoso que se lesiona disputando un partido benéfico entre toreros y periodistas. El hombre se lesionó solo, además, sin que nadie le golpeara siquiera. Espartaco estuvo cuatro años retirado por culpa de la lesión.

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jueves, octubre 05, 2006

Un visitante en la casa de Arbusto

En menos de un mes estaré recibiendo la primera (y quizá única) de las visitas programadas para el curso 2006-07. El amigo Franchise, que de vez en cuando entra a este blog, se comerá unas cuantas horas de avión con tal de disfrutar de las bondades del hogar arbustiano. Un tipo curioso este Franchise: en el post anterior, se permitió el lujo de llamarme poco menos que pervertido por haber incluido una foto de “pepinos Bidal”. Vamos, que el tío se cachondea de mí y luego encima espera mi hospitalidad. Como le he dejado bien claro por e-mail, si quiere que se le trate bien ya puede ir haciéndome la pelota en lugar de desacreditarme en público. Pensaba pedirle que me trajera algo de jamón serrano (él es de tierras donde abundan cerdos belloteros) pero, visto lo visto, tampoco es plan de que tenga lío en el aeropuerto. Así que tienes un problema añadido, jodido Franchise: ya no puedes sobornarme con embutidos.

Lo cachondo del tema es que nunca he visto en persona a este individuo. Mi relación epistolar-telefónica con él es bastante fluida, por motivos personales y profesionales, y todo gracias (“o por culpa de”, según se mire) de las gestiones de Mr. Quic.

En cualquier caso, no creo que pase nada malo. Además, en caso de que la cosa no vaya bien, tampoco será el peor huésped de la historia. Ayer me acordé de Gianmario, un chaval italiano del que me hice amigo en un viaje del instituto, y que vino a verme mientras estudiaba la carrera en Madrid. El paleto rompió la primera norma que hay que seguir cuando vas al extranjero: no hacer el gilipollas. Resulta que el lumbreras no tomaba gota de alcohol en Italia, pero al llegar a España no tuve mejor idea que cambiar de hábitos porque le hacía mucha “ilusión” beber calimocho. Resultado de la primera noche de marcha: vómito rotundo en menos de tres horas.

Al día siguiente teníamos previsto ir al Prado. El bueno de Gianmario tenía tal resaca que apenas acertó a deambular entre cuadros de Velázquez y, a los veinte minutos, me pidió que lo sacara de allí. En aquel momento, comencé a irritarme.

Llegó el viernes por la noche y el chaval, a pesar de estar bien advertido, se puso a pimplar. Lo peor fue cuando entramos a un garito muy de moda, algo así como la combinación perfecta entre música de calidad y tías bien buenas (ahora ya no es lo mismo, aquello no podía durar para siempre). y a los diez minutos el colega ya quería volver a casa por aquello de la cogorza. “Pues la llevas clara, porque esta noche no me la jodes ni tú ni toda tu familia junta, cachocabrón”, musité ignorante de lo que se avenía. Poco después, pude asistir a una tenebrosa secuencia compuesta por los tres siguientes actos: ganas irrefrenables de vomitar, imposibilidad material de alcanzar el baño y solución (provisional y a todas luces errónea) consistente en verter la mercancía en una esquina del local. Con el agravante de que Gianmario estaba a cuatro patas y de que los abrigos de varias personas habían sido apilados cerca del lugar en cuestión. Después de aquella exhibición de la universalmente conocida elegancia italiana, entre varios colegas sacamos a Gianmario de allí y juro que, ya en la calle, me dieron ganas de hostiarlo unas cuantas veces. Finalmente, la cosa no llegó a más, y Gianmario pudo dormir la mona tranquilamente (él en mi cama, y yo en un puto sillón). Al día siguiente, el italiano potón (como lo bautizó Scotch Brite) cogió el avión de vuelta a su corral. No lo he visto a ver desde entonces.

Moraleja: Franchise, eres bienvenido.

lunes, octubre 02, 2006

Ninguno como él

Espectaculares anuncios los que se gastan por las Españas. Alguien me envió ayer este cartel publicitario por e-mail y, la verdad, creo que se merece un comentario. El mensaje es muy claro: “Todos tenemos uno pero como BIDAL ninguno”. Otra cuestión es por qué se elige el nombre Bidal para denominar este tipo de pepino. Se me ocurren tres posibles respuestas (aunque me inclino por la segunda opción, no descartaría la tercera):
  1. Los pepineros han elegido “Bidal” como podrían haber elegido cualquier otra denominación.
  2. Se trata de un homenaje a Nacho Vidal, la estrella española del porno. Han puesto “Bidal” en lugar de “Vidal” para ahorrarse hipotéticos problemas con los derechos de autor.
  3. Es un homenaje a Nacho Vidal, pero un cazurro ha escrito el apellido con “b” en lugar de con “v”.

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