martes, febrero 28, 2006

Muertos vivos en Palestina

Se persigue, se ataca, se desprecia al otro. Hasta ahí, de acuerdo. Pero no es menos cierto que, en Occidente siempre nos hemos sentido fascinados por lo otro: basta recordar el fervor que la Revolución China despertó entre la gran mayoría de intelectuales europeos. La dictadura de Mao no era interpretada como la matanza sistemática de millones de personas sino como un nuevo modo de vida, algo bellísimo que permitiría al ser humano liberarse de la opresión capitalista y vivir, por fin, en igualdad de condiciones con los otros miembros de la sociedad (igualdad = todos igual de pobres). Incluso un fanático como Bin Laden despertaba – y sigue despertando, quizá – cierta admiración en Occidente. Su imagen de guerrillero que desafía al Imperio, su delicada dicción… son elementos que provocan una respuesta positiva en un importante número de ciudadanos.

Y qué decir de la causa palestina, bandera eterna de una izquierda oficial que después de la desaparición de la Unión Soviética ha concentrado todos sus deseos e impotencias en una palabra con resonancias mágicas: Intifada.

La débil argumentación retórica contra Israel (hay otras formas de criticarlo, pero ello exigiría cierta disciplina intelectual) se basa en el siguiente razonamiento: “Es tanta la opresión que sufren los palestinos que tienen que sacrificar sus vidas por la causa”.

Erróneo. Esta es una obscena conclusión de quien no quiere percibir lo que sucede en el mundo. El hecho de que haya suicidas en Palestina no es algo que se explique por la opresión israelí. Antes que esta situación política concreta, emerge un conglomerado ideológico-religioso en el que vírgenes del paraíso, madres necrófilas y dirigentes sin escrúpulos interactúan a modo de macabro carnaval medieval.

Basta leer la siguiente noticia.

sábado, febrero 25, 2006

Aznar, Satán y las víctimas del terrorismo


Que sí, que El País tendrá un prestigio internacional que te cagas y todo lo que usteds quieran, pero... en cuestiones de política nacional no pasa de ser un vulgar panfleto adecuado a la capacidad intelectual (si la hubiere) de sus lectores/militantes.

Resulta que esta tarde tocaba manifestación contra una hipotética negociación entre el gobierno de ZP y la ETA. Mientras todas las ediciones digitales de los periódicos escogían una foto de la muchedumbre o una imagen con gente detrás de la pancarta, nuestro admirado nodo polanquista se descuelga con un primerísimo plano de Aznar y señora Botella. Por supuesto, la elección de la fotografía no es casual, sino la más malintencionada posible. "El diario digital líder. El más completo de la red en castellano", como les gusta anunciarse a a los de El País, juega la baza anti-Aznar para intentar quitar el muerto de encima (nunca mejor dicho) a ZP.

Posdata arbustiana: eso de "diario digital líder" es una patraña más del grupo "deprisa". No son los que tienen más visitas y ellos lo saben pero, ¿a quién le importa?

viernes, febrero 24, 2006

"Pesadilla en Elm Street": la verdadera historia


El término “película de culto” es tremendamente flexible. Depende de los gustos de cada uno, los títulos considerados de culto varían considerablemente. Sólo la necedad de ciertos críticos cinematográficas puede llevar al disparate de confeccionar un Top 10 de películas obligatorias.

He visto recientemente dos películas que consideraba de culto y, en ambos casos, los resultados fueron bastante decepcionantes. Estoy hablando de Pesadilla en Elm Street y La matanza de Texas. Contaré mis impresiones sobre la primera.

¿Por qué Pesadilla en Elm Street? Nos guste o no, el personaje de Freddy Krueger forma parte de la iconología posmoderna, junto a mitos de la pequeña / gran pantalla como Mister T o el actor que hacía de Gorbachov (mancha en la cabeza incluida, of course) en el combate entre Rocky y el boxeador soviético en Rocky IV. Me bajé del eMule la primera entrega de la saga Elm Street y, para ser sincero, no encontré nada de lo que esperaba ver. No me he tragado de las secuelas enteras, pero sí trozos de ellas, y pensaba que la película original estaría más cerca del gore (estilo Viernes 13) que de los infantiles asesinatos que había visto hacer a Freddy. Pero nada de nada: Pesadilla en Elm Street no deja de ser un compendio de muertes predecibles y, lo que es peor, poco creativas.

Básicamente, el tema consiste en que Freddy se carga a unos chavales de buena familia mientras estos duermen (“Freddy está en tus sueños, uuuuhww”). La chica buena, todo un prodigio de intelectualidad, decide atiborrarse de café para permanecer despierta durante siete días (¿era café de Colombia, o más bien otra sustancia de por allí?) hasta que al final preparara una espectacular treta: ya se sabe, estamos hablando de mucha cuerda y mucho lanzallamas casero. No me acuerdo como acaba exactamente la película, pero supongo que la heroína cree haber matado a Freddy para siempre, o algo así.

Lo único llamativo es el debut como actor de Johnny Depp, quien tiene la suerte de recibir un papel de más de una hora de duración (es el novio de la chica buena, así que es el último en morir). Del resto de la película, sólo quiero destacar un espectacular momento que todo amante del cine de calidad tiene que paladear. Me refiero a cuando Freddy cae por las escaleras, tras ser golpeado con algún cacharro inventado ad hoc por la chavala.
El fotograma es estremecedor: se ve al actor cayendo desde el piso de arriba hasta un pedazo de colchón que sirve, evidentemente, para evitar que el especialista (¿o es el propio Robert Englund el que se come la hostia?) pierda sus riñones durante el rodaje. Lo que resulta más cuestionable es el hecho de que el cámara no tenga la suficiente habilidad como para sacar el colchón del cuadro. No os creáis que Arbusto es de esos colgados que se dedican a buscar gazapos en las películas: es que el colchón aparece por completo, de forma escandalosa. De hecho, soy tan inocente que, en un primer momento, pensé que el colchón de marras había sido colocado por la chica por algún motivo que se me escapaba. Cuando mis hermanos empezaron a partirse el culo pregunté entonces qué pasaba y, claro, tras una breve discusión tuve que admitir que aquello no estaba puesto allí de manera intencionada.

En resumen: bodrio de película (cómo de malas serán las secuelas) con un breve destello de calidad. Para lo único que me ha servido ver Pesadilla en Elm Street es para darme cuenta de que lo que me habían contado en mis años de colegio (que Freddy era el hijo de una monja a la que habían violado) no era sino un bulo de los que marcan época. En la película se cuenta brevemente la historia de Freddy y no tiene nada que ver con esta horrenda versión. Nunca es tarde para conocer la verdad.

miércoles, febrero 22, 2006

Sigue la juerga "Juanito"



Ayer perdió el Real Madrid ante el Arsenal (0-1). Ahora sólo queda remontar en el partido de vuelta, que se disputará en Londres el día 8 de marzo. ¿Cómo dice el diario As que se puede salvar la eliminatoria? Muy sencillo: con el espíritu de Juanito. El Cid Campeador y el brazo incorrupto de Santa Teresa son ya anécdotas menores ante los poderes sobrenaturales de este señor. Qué ganas de manosear a los muertos, qué necrofilia tan mal llevada.

martes, febrero 21, 2006

El espíritu de Juanito


Esta noche vuelve la Champions League, esa competición que enfrenta a los mejores equipos de fútbol de Europa. Como es natural, a unos le encanta y a otros le repugna, así que soy consciente de que no todos los lectores estarán interesados en este post. Pero, aún así, escribiré unas líneas arbustianas.

El Real Madrid recibe al Arsenal, equipo londinense en clara decadencia. En teoría, el Madrid debería pasar la eliminatoria, pero no es esto lo que me interesa sino el modo en el que la prensa lleva días hablando del partido: se habla de la necesidad de recuperar el espíritu de Juanito. En realidad, no se trata de la primera vez que los medios de comunicación hacen tal llamada al más allá. La primera invocación al espíritu de ese señor ya se hizo hace un par de semanas, cuando el Madrid tenía que convencer a sus aficionados de que era posible remontar una goleada (6-1) ante el Zaragoza. No se pudo lograr la gesta pero se logró un más que digno 4-0, algo que dio lugar el día siguiente a titulares como este del diario As: “Juanito estaría orgulloso”.
Pero, ¿quién cojones es Juanito?

Juan Gómez “Juanito” fue futbolista del Real Madrid durante diez temporadas (1977-78 a 1987-88). No fue ni mucho menos tan buen jugador como los de la Quinta del Buitre (si es que fueron buenos, que esa es otra cuestión), y tampoco tenía el nivel de extranjeros como Hugo Sánchez. En la selección nacional, pasó sin pena ni gloria. Después de salir del Real Madrid prefirió ganar unas últimas pesetas… en un equipo malagueño de tercera división. Y, tras retirarse como jugador, estuvo entrenando al Mérida (segunda división) hasta que murió por un accidente de tráfico.

Arbusto se pregunta qué tiene que ver Juanito en estos días de metrosexualidad y retórica galáctica made in Florentino Pérez . El tema es que, a principios de los ochenta, el Madrid hizo tres o cuatro remontadas “épicas” en competiciones europeas. Y Juanito fue uno de los jugadores que participó en tan gloriosas jornadas. Ahí acaba la historia.

Resulta que Antonio García Ferreras, el jefe de prensa del Real Madrid, es un pájaro de primera categoría. Este señor con pinta de ultrasur redimido ya acreditó su capacidad de manipular sentimientos colectivos al dirigir la campaña sociata en los días del Prestige. Visto el éxito de sus invocaciones, parece que antes de cada partido importante del Madrid vamos a tener que desayunarnos con el careto del bueno del tal Juanito.

Un tal Juanito que abandonó el Real Madrid de muy malas maneras y terminó sin un puto duro, por cierto. Un tal Juanito que fue un buen jugador, pero tampoco un fuera de serie (lo único que sé de él es que llegó a pisar la cabeza a un jugador). Entonces, ¿por qué se recuerda su figura? Muy sencillo: porque en España sólo se habla bien de los que están muertos, sean cuales sean sus méritos. Lo único que puedo decir es que la utilización de la figura de Juanito al estilo “Cid Campeador que gana batallas después de muerto” me parece un obsceno ejercicio intelectual.
¿Dejaremos alguna vez descansar a los muertos en este país?

viernes, febrero 17, 2006

Mis problemas con la telefonía

Me ha vuelto a pasar. Suelo ser un tipo que no se altera ante nada (también es cierto que la mayor parte del tiempo la paso durmiendo, medio dormido, a punto de dormirme o alcoholizado, a medio alcoholizar, etc.) pero hay ciertas cosas que pueden joderme mucho. A día de hoy, el teléfono móvil es mi peor pesadilla.

Recapitulemos: en este país los contratos de telefonía son de un mínimo de dos años. No está la economía de uno como para afrontar semejantes compromisos, así que tengo que utilizar tarjeta telefónica. Con los problemas que ello conlleva:

- Por aquí no se maneja el concepto “recargar desde un cajero”. Hay que ir a sitios muy específicos y comprar una tarjeta que luego se activa llamando a un número de teléfono y leyendo un número de 14 cifras. Muy cómodo todo, como se ve.
- Las recargas mínimas no son de 5 o 10 euros, sino de 20 dólares (las de 10 dólares las retiraron del mercado hace unos meses).
- La recarga tiene un tiempo de validez de 30 días. Si no gastas el dinero pasado este periodo, peor para ti: el dinero habrá volado.
- Cada vez que alguien te llama, te descuentan dinero. Escandaloso para alguien que tenga un móvil en Europa, pero real en este lado del Atlántico. Esto no sucede a los que tienen contrato.
- Si te quedas sin saldo, no puedes ni recibir llamadas ni recibir mensajes.

Conclusión: una mierda. Pero esto no es lo peor. ¿Qué pasa cuando Arbusto recibe cada día llamadas preguntando por el anterior titular del número de teléfono? Pues nada: que a uno le cuesta 40 o 50 centavos el tener que decir eso de “no hay ningún Jim. Se ha equivocado”. La situación es curiosa porque, una vez descolgado el teléfono, ya me da igual hablar diez segundos que 30, 45 o 55: la cuestión es no superar el minuto. Así que intento saber algo más de quien llama, algo absurdo dado el hecho de que la otra persona sólo quiere colgar de inmediato. Normalmente no consigo ninguna información suculenta, así que gasto mi dinero en balde. Y, visto que el 80% de las llamadas que recibo van en realidad dirigidas al antiguo usuario, los 20 dólares mensuales se evaporan sin haberlos apenas utilizado. Un timo.

Al principio me decía: “son cosas que pasan”. Pero ahora estoy pensando que igual se trata de una estrategia de la compañía telefónica para obligarme a pasarme al contrato. Quizá penséis que soy muy retorcido, pero es que tengo experiencia en estos temas. Recuerdo que, hace ya algunos años, un aluvión de llamadas anónimas estuvo despertando a la gente de mi pueblo. Era siempre de madrugada y el teléfono sonaba de manera automática. La peña estaba muy mosqueada y por eso todo el mundo decidió cambiar el teléfono y comprar… el nuevo modelo que Telefónica estaba vendiendo (con Domo incluido para detectar llamadas entrantes). Mi hermano y yo tenemos la teoría de que esas llamadas estaban programadas desde la cúpula de la empresa, para que la plebe picara el anzuelo y comprara el por entonces ultranovedoso Domo. ¿Se estará repitiendo la historia con mi teléfono móvil?

martes, febrero 14, 2006

Freaks: la película

Hace tiempo que me apetecía escribir un post sobre Freaks, película dirigida por Ted Browning (el director del Drácula de Bela Lugosi) en 1932. Ahora el populacho utiliza la palabra freak para referirse a cualquier cosa, cuando fue esta película la que popularizó realmente el término hace muchos, muuuchos años.

Siento especial admiración por el personaje de Hans, un elegante enano que pone la nota de glamour en un circo situado en Francia. Hans, quien se dirige a las damas en alemán, comete el error de enamorarse de Cleopatra, una bella mujer del circo y uno de los pocos seres “normales”, teniendo en cuenta que la mayoría tiene defectos físicos. Cleopatra seduce a Hans sólo para robarle su dinero y, claro, llegado un punto la cuadrilla de freaks no tiene otra opción que pasar a cuchillo a la señorita en cuestión y a su malvado / cobarde secuaz. Bien hecho, chicos.

El encanto de la película reside en el hecho de que los tullidos son los únicos con cierta decencia moral, mientras las personas “sanas” aparecen corrompidas por los instintos más bajos. Son tan amables los freaks que, cuando Hans y Cleopatra contraen matrimonio, el grupo de amigos declara públicamente que están dispuestos a aceptar a Cleopatra “como uno de los nuestros”. Por supuesto, la sinvergüenza se echa a reír y se burla de todos ellos. En Freaks, encuentro particularmente interesante la solidaridad entre apestados de la sociedad, así como su inteligencia a la hora de sobrellevar sus defectos.

Ted Browning reclutó a verdaderos actores de circo: la mujer barbuda, el hombre torso, el hombre hermafrodita… todo un desfile de gente curiosa. Pero, a diferencia de lo que les ha venido ocurriendo durante siglos, Browning los trató con respeto.

He estado leyendo a Focault para conocer más cosas sobre el tratamiento que se daba a esta gente con problemas físicos. Pero lo que más me ha llamado la atención ha sido la forma en la que se trataba a aquellos disminuidos mentales con problemas en el habla. Desde la Edad Media, aquel individuo cuya habla fuera distinta a la de los demás (“habla”, en el sentido literal de sonidos emitidos al hablar) pasaba a ser considerado automáticamente como “loco”. Las deformaciones en la expresión eran consideradas igual de graves que las taras físicas y, en ambos casos, ello conllevaba el aislamiento del enfermo. Cuenta Foucault que hasta el siglo XVIII no hubo ningún doctor en Europa que se preocupara por la patología del habla, ya que durante siglos las palabras de ciertas personas eran consideradas, simplemente, como algo sin significado. En otras ocasiones, las palabras de los locos eran interpretadas como el mensaje místico de algún profeta o alucinado, algo que recuerda la figura del rapsoda en la lírica de la Grecia clásica. Una variación de la figura del loco era la del bufón, ese ridículo personaje que tiene la licencia de decir cualquier cosa sin recibir castigo alguno: incluso podía reírse del rey delante de sus narices y criticar todos sus comportamientos, ya que su discurso carecía del valor de verdad (lo cual demuestra que la verdad no deja de ser una convención).

Arbusto el guerrero, Arbusto el bufón. Qué más da: siempre nos quedará Freaks.

lunes, febrero 13, 2006

Primer aniversario de Arbusto el guerrero


Para celebrar el primer aniversario de este blog, he decidido recuperar unos textos que pertenecen a la prehistoria arbustiana (allá por febrero de 2005). En aquellos tiempos apenas conocían a Arbusto tres o cuatros energúmenos de su misma calaña y no era posible dejar comentarios. Hace unos meses, se me ablandó el corazón y decidí dejar hablar a mis visitantes, algo de lo que ahora me lo alegro visto el enorme talento de muchos de ellos.

Los mediocres suelen subirse al tren cuando está en marcha. Otros (los temerarios, los profetas, o simplemente los capullos) preferimos gastar nuestra energía en ponerlo a andar. Digo esto porque, en estos días de tanta tensión en la política española, nombres como los de Jiménez Losantos o César Vidal están en boca de todos. Estos dos arietes de la Cadena Cope reciben numerosas críticas desde la izquierda oficialista-catalanista, aunque dichas críticas carecen (como es habitual en la política española) de nivel intelectual alguno. Por esta razón, Arbusto se ha decidido a recuperar su trilogía Desmontando a César Vidal, para dar ejemplo de los puntos débiles de este auténtico impostor camuflado de intelectual. Espero que os interese (y pido disculpas a aquellos lectores arbustianos que hubieran leído los textos en su momento).

Desmontando a César Vidal (primera parte)


César Vidal (anteriormente conocido como César Vidal Manzanares) pasa por ser uno de los grandes historiadores de esta nuestra España, faceta que combina (¿o debería decir promociona desde?) con su cargo de exitoso conductor del programa nocturno La Linterna de la cadena COPE. No he de ocultar que en sus intervenciones en las tertulias de María Teresa Campos me sentía inmensamente atraído por su amplísima (en apariencia) cultura y por su capacidad para mantener la elegancia oratoria ante burdos periodistillas progres que no pasaban de gritar consignas vacías de contenido. Ante rivales como los que representaban a la izquierda oficial / oficialista en la mencionada tertulia matinal, Vidal ganaba por goleada. Sin embargo, no sale tan bien parado cuando expertos en la materia analizan algunos de esos libros que fabrica año tras año con la misma facilidad con la que mi abuela hacía chorizo en la matanza del cerdo.

¡Ay, amigo Vidal, pero qué cerca estás del plagio en tus libros!


Uno de sus libros publicados en 2004 fue
Checas de Madrid (Barcelona: Belacqua/Carroggio), supuestamente un ejemplo más de la pasión por desvelar la verdad de este historiador-filósofo-teólogo-periodista. No será un simple arbusto el que critique a Vidal, pues mis conocimientos de Historia de España son bastante más limitados que los suyos (vamos, eso creo, porque igual el hombre se empeña en convencernos de que no es así). Por lo tanto, acudo a la reseña publicada en una de las mejores revistas de España, Revista de libros. En el número 87 (marzo 2004), el profesor Eduardo González Calleja escribe una extensa reseña titulada "De campos, cárceles y checas. Maneras de ver la represión durante la Guerra Civil y la posguerra", en la que analiza dos nuevos libros dedicados al tema. Tras elogiar la rigurosidad de los artículos incluidos en el libro de Carme Molinero, Margarita Sala y Jaume Sobrequés (Eds.) Una inmensa prisión. Los campos de concentración y las prisiones durante la Guerra Civil y el franquismo (Barcelona: Crítica) en su primera parte de su reseña, González Calleja dedica estas elocuentes palabras a Vidal:


Lamentablemente, no puede decirse lo mismo de la obra de Vidal, cuya falta de originalidad arranca desde su mismo título, tomado de una novela del periodista de ABC Tomás Borrás -el inventor del «complot comunista» de la primavera de 1936 (5)- que ni siquiera aparece aludida en la bibliografía final. Estamos ante un ejemplo señero del «método» de confección de libros que ha dado notoriedad a este escritor: una porción de páginas de relleno que envuelve la inanidad total a la hora de tratar el tema que es presunto objeto de análisis (sólo se dedican 26 páginas a la actividad «chequista» en Madrid de un total de 364); un aparato «crítico» repleto de notas improcedentes o de relleno, con siglas que quizá pertenezcan a fuentes ignotas, con una bibliografía contextual que se exhibe pero que no se emplea, trufada de títulos deliberadamente poco accesibles al lector español, que se citan de forma incompleta o que no aparecen en la relación final. El repertorio bibliográfico, con obras repetidas o redundantes, asignaciones falsas, inserciones inexplicables y olvidos clamorosos (6), es un caos absoluto que hubiera hecho las delicias de Southworth.Los apéndices documentales son otro ejemplo contundente de esta falta de seriedad y de criterio: el número I (relación de checas de Madrid) aparece repetido literalmente en el texto y sin alusión alguna a las fuentes empleadas para su confección; el número II es una «antología documental» tan peregrina que repite sistemáticamente párrafos ya introducidos en el cuerpo de texto; el número III es una mera transcripción del martirologio depositado en el santuario de la Gran Promesa de Valladolid; y el número IV (relación de asesinados) es un listado pretendidamente alfabético, que revela su absoluta inutilidad al estar plagado de errores (véase a título ilustrativo las entradas 578, 719, 2186 o 3664), no señalar el lugar y la fecha de las ejecuciones, y no citar las fuentes para su elaboración, como tuvo el decoro de hacer Rafael Casas de la Vega en su catálogo de víctimas, que Vidal vampiriza descaradamente (7).[incluyo las notas a pie de página](5) Tomás Borrás, Checas de Madrid. Epopeya de los caídos, Madrid, Editora Nacional, 1944, pág. 5. Sobre su papel en la justificación del Alzamiento, véase Herbert R. Southworth, «Conspiración contra la República. Los "Documentos secretos comunistas" de 1936 fueron elaborados por Tomás Borrás», Historia 16, n.° 26, junio de 1978, págs. 41-57. Vidal también parece abonarse a la tesis de la conspiración comunista en las págs. 160-161.(6) Entre otros, las pocas obras específicas sobre las checas madrileñas, como Alberto Flaquer, Checas de Madrid y Barcelona, Barcelona, Rodegar, 1963, y Rodolfo Vistabuena, Las checas, Madrid, Publicaciones Españolas, 1953. Otra novela sobre la cuestión, aparte de la de Borrás, que no se cita, es la muy conocida de Agustín de Foxá, Madrid, de corte a checa, Salamanca, Jerarquía, 1938 (1.ª ed).(7) Rafael Casas de la Vega, El terror. Madrid, 1936. Investigación histórica y catálogo de víctimas identificadas, Madridejos, Fénix, 1994, págs. 311-460, donde se señalan la fecha, el lugar de la muerte y las profesiones de los asesinados, según los datos que asegura haber tomado del Archivo Histórico Nacional, el Servicio Histórico Militar y el santuario de la Gran Promesa de Valladolid. Existe una gran discrepancia en el número de asesinados en Madrid durante la guerra: Vidal da 11.705 nombres, Salas Larrazábal habla de 16.449 y Casas de la Vega ofrece un listado completo, y más fiable, de 8.500.


No pienso recrearme en la indigencia moral de Vidal así que, quien quiera saber más, que lea la reseña entera.

Etiquetas:

Desmontando a César Vidal (segunda parte)

Tranquilo, desocupado lector, que César Vidal da para mucho más. Si la Historia de España es pan comido para él, es evidente que un suceso como el holocausto nazi no podía dejar de tener el “honor” de llamar la atención de nuestro amigo. Como no me gusta salpicarme de estiércol, transcribo unos fragmentos de El holocausto a debate. Respuesta a César Vidal, publicado en internet por Enrique Aynat (¿será Enrique Anaut metido a historiador? No lo creo).El libro puede descargarse en PDF en este link. En las páginas 5 y 6 de su libro, Aynat resume en primer lugar las modestas intenciones de Vidal (cita un fragmento de la introducción que hace Vidal), para desnudar después la precariedad de los argumentos de nuestro historiador favorito.

Cito a continuación lo que dice Aynat (lo que entrecomilla Aynat son palabras de Vidal):

Vidal expresa con claridad la finalidad de su obra:“¿Necesita el Holocausto ser sometido a una revisión? El autor de estas líneas piensa que, efectivamente, así es. Incluso iría más allá, hasta el punto afirmar que, ciertamente, realizar una revisión del Holocausto constituye una de las tareas más necesarias en el momento histórico actual, siempre que la misma arranque del análisis directo de fuentes históricas contrastadas e irrefutables. Esa es la finalidad del presente estudio. No se trata de una obra acerca del Holocausto como tal. Más bien constituye un análisis de la labor realizada en relación con el mismo por parte de los autores revisionistas.” [esto es una cita de lo que Vidal dice en su libro]Sin embargo, ninguno de estos objetivos va a ser alcanzado. La obra resulta ser un fiasco absoluto. Vidal, como se verá más adelante, ni realiza una revisión del Holocausto, ni ha tenido acceso a las “fuentes históricas contrastadas e irrefutables”, ni su análisis sobre los historiadores revisionistas puede tomarse en consideración.Un poco más adelante, Aynat (pág 20) comenta los libros que Vidal incluye en su bibliografía, demostrando que no tiene ni idea sobre el tema:En resumidas cuentas, el material empleado por Vidal para “analizar el fenómeno de la literatura revisionista” se limita a tres libros – dos de ellos, escritos hace más de treinta años – y a cinco folletos. Además, algunos de los autores citados por Vidal son completamente desconocidos en los círculos revisionistas internacionales. Ni S. Borrego ni S.E. Castan son citados siquiera una vez en el extenso índice de autores de la principal revista revisionista, “The Journal of Historical Review”, que recoge 739 artículos de fondo y recensiones de obras publicadas a lo largo de 13 años. Por otro lado, Vidal no menciona ni una sola obra – libro o artículo – de autores revisionistas de la talla de Robert Faurisson, de Carlo Mattogno, de Wilhelm Stäglich o de Mark Weber. Tampoco menciona el trabajo principal de A.R. Butz, “The Hoax of the Twentieh Century”, que sin duda es el más notable que se ha escrito desde el punto de vista revisionista.

Tampoco es plan de ponerme muy pesado, porque ya he puesto antes el link al libro completo de Aynat. Una última broma de Vidal que bordea lo macabro: según una nota a pie de página, un documento es “Hull a Bern, 23 de septiembre de 1942”, es decir, que Vidal cita un fragmento de una carta que un tal Hull escribió a un tal Bern. Aynat (pág 27) demuestra cómo Vidal se dedica a tirarse faroles una vez sí y otra también, ya que ni siquiera ha tenido en sus manos la dichosa carta que dice conocer. Si al menos la hubiera tenido en sus manos, Vidal se habría dado cuenta de que no es una misiva sino un documento que Hull enviaba a la representación diplomática de Estados Unidos en Berna (capital de Suiza). Al tratarse de un texto escrito en inglés, en el encabezamiento aparece “Bern”, lo que deja en evidencia ese “análisis directo de fuentes históricas contrastadas e irrefutables” del que presume Vidal en su introducción. Como indica Aynat, la personificación de Bern no es una simple errata porque Bern aparece luego en el índice analítico de final del libro.

Conclusión arbustiana: ya van dos autores que critican a Vidal por su poca seriedad. Así no parece extraño que publique varios libros al año...

Etiquetas:

Desmontando a César Vidal (tercera parte)

Lamento sinceramente el haberme referido a César Vidal como “historiador-filósofo-teólogo-periodista” en la primera entrega de esta trilogía, y lo lamento porqué olvidé añadir otra de sus arrolladoras facetas: la de crítico literario.Vidal tiene entre sus decenas de libros uno titulado Enciclopedia del Quijote (Barcelona: Planeta1999), definido así en la página web de la editorial: "En sus páginas se agrupan los arcaísmos, las referencias a personajes y períodos cronológicos poco o mal conocidos, los guiños cuya amplitud se ignora. Esta obra pretende ayudar al lector del Quijote, sea antiguo amigo de la novela o recién llegado al exquisito relato, a salvar las dificultades derivadas de su texto."

En realidad, el 80 por ciento del libro se resume en un listado de refranes y expresiones de la época (no hace falta ser un genio para saber que Vidal ha utilizado diccionarios previos) y en una clasificación alfabética de personajes reales e imaginarios que son de relevancia por su relación con Don Quijote. Aquí juega Vidal a comparatista literario con chorradas como decir que la novela de Cervantes ejerció influencia sobre James Joyce y, más concretamente, sobre Finnegans Wake (¿?) Cualquiera que conozca mínimamente esta obra (casi ininteligible, en mi opinión) sabe que no hay modo alguno por donde coger esta relación. Aunque Vidal no lo sepa, hay profesores que dedican horas de su tiempo a investigar manuscritos del autor irlandés en lugar de leer la contraportada de sus obras, como haría él, y entre estudiosos cito por ejemplo a Francisco García Tortosa. Este catedrático de Filología Inglesa ha cotejado el catálogo de la biblioteca que Joyce tenía en su casa de París, y Don Quijote no aparece por ningún lado. Pudiera ser que Joyce leyera la obra gracias a una edición prestada, pero parece que no es el caso según se afirma en numerosos artículos que Vidal podría ir leyendo, si es que no está muy ocupado en su próximo libro. Le recomiendo, para empezar, Joyce y España, editado Carlos García Santa Cecilia (Madrid, Círculo de Bellas Artes, 2004) y, si no quiere gastar su preciado tiempo, le insto a dirigirse directamente al artículo "España en Joyce" del propio García Tortosa, en el que éste analiza las menciones que Joyce hace a Don Quijote en su célebre novela Ulises, junto a las que hace de Teresa de Ávila, Velázquez, Felipe II, O’Donnell, Alfonso XIII ... vamos, que si por alusiones se trata en un libro de 800 páginas ya puede Vidal prepararnos nuevos libros sobre la influencia de los monarcas españoles en la obra de Joyce.

Volviendo a Finnegans Wake, lo más curioso es que Vidal justifica la relación con el Quijote porque el tema de la ensoñación quijotesca se supone que fue una influencia para esta obra de Joyce, repleta de un una confusión de lenguas en cruce onírico. A partir de esta afirmación, si Vidal presume de comparatista yo reclamo, en igualdad de derechos, mi cátedra de arbustología comparada: desde hoy mismo propongo la radical influencia de los Sueños de Francisco de Quevedo sobre Finnegans Wake y, para ponerme más chulo, de La vida es sueño de Calderón de la Barca. Y a ver quién me contradice.

Lo dicho: los textos de Vidal hablan por sí solos. Menos comer morcillas y más trabajar.

Etiquetas:

miércoles, febrero 08, 2006

El chico malo de "American Idol"


Me estoy aficionando peligrosamente a la versión estadounidense de Operación Triunfo. Allí se llama American Idol y lleva varias temporadas cosechando significante éxito. Siento especial fascinación por Simon Cowell, un ejecutivo musical venido de Inglaterra que tiene como misión darles caña a todos los participantes. Si no fuera porque Simon tiene ingenio, yo diría que sería el equivalente a Pilar Tabares en la primeras ediciones de OT

Con su estirado acento británico, Simon destroza a los paletorros venidos directamente de la granja familiar de Minessota. El sueño de esta gentecilla es que les digan “You’re going to Hollywood!!!”, que significa que pasan a la fase final. Simon comparte la mesa del jurado con Paula Abdul, una célebre cantante que cada día mejora con los años; y con Randy Jackson, productor musical que mezcla el estilo Samuel L. Jackson con extravagantes jerseys de romboides.

El problema de estos concursos es que muchos de los que se presentan no tiene conciencia del ridículo que hacen. Por ejemplo, una chica pequeña y desgarbada apareció vestida con un traje de fiesta estilo Julia Roberts, complementado (¡!) con una flor en la cabeza. La candidata se plantó delante del jurado y les dijo: “Quiero ser la próxima American Idol”. Simon le preguntó entonces: “¿Por qué crees que puedes lograrlo?” Y ella respondió algo difícil de traducir al español, pero que vendría a ser más o menos “Porque tengo todas las condiciones”. En inglés, ella dijo “Because I have all the package” (según ella, combinaba un “paquete” de virtudes).

La chica decía que era mezzosoprano, pero lo único cierto es que colocaba un gallo tras otro mientras se bajaba los tirantes del vestido para estar supuestamente sexy. Paula Abdul, en el centro del jurado, tuvo que dejar de mirar a la candidata porque se moría de vergüenza ajena. A su lado, el otro miembro del jurado también se moría, pero esta vez de risa (se ponía la mano y pensaba que con eso ya bastaba para disimular). Y, al otro lado de Paula, el gran Simon simplemente aguantaba con flema británica. Al terminar la lamentable actuación de la chica, Simon tomó la palabra: “Decías que tenías todo el paquete para triunfar. Pero a mí me pareces unos de esos paquetes que te regalan en Navidad y que tienes que devolver a la tienda porque no sirven para nada”.

Un chico con bastante pluma decidió ganarse al jurado cantando la canción de Cher “Do You Believe in Love after Life”. Aquí hasta Paula Abdul se partía el culo, al ver al chavalote poniendo voz ultraaguda. De nuevo, fue Simon el que tuvo que poner un poco de orden. Mandó callar al chaval y le dijo: “Oye, te voy a decir algo muy en serio, para que lo apliques a tu carrera al margen de este concurso. Te encanta Cher y cantas como Cher. ¿Has pensado en ganarte la vida como imitador de cantantes famosas?” El chico se enfada y empieza a quejarse. Simon le responde: “Joder, lo que te digo es pura lógica. Si eres un hombre que pone voces de mujeres, gánate la vida así.” A lo que responde el julandra: “Para imitar a una mujer tendría que vestirme como una mujer. Soy un hombre y no pienso vestirme como una mujer.” Es entonces cuando Simon se echa para atrás en la silla y comenta: “Ahora sí que no entiendo nada”.

De la subsección “freaks disfrazados”, me quedo sin duda con lo que le dijo a un candidato con el pelo largo tintado de verde, a juego con el color de su camiseta: “Chico, pareces la esposa del Increíble Hulk”.

Dentro de la subsección “aspirantes con 16 años de edad”, destacaré este par de comentarios:

- A un chico que cantaba como el culo: “¿Qué edad, tienes? ¿16 años? Lo que tienes que hacer es buscarte un trabajo. Sí, chico, busca un trabajo y gánate la vida. Y luego, si quieres, te pones a cantar como afición los fines de semana.”
- A un chaval que eligió una canción horterísima: “Eres joven. Y creo que gustarás a mucha gente... a partir de 80 años.”

Este Simon tiene fama de malo, pero a mí me parece un tipo muy sincero. En mi opinión, no tiene la culpa de que los cutre-aspirantes a estrellas carezcan del sentido del ridículo.

sábado, febrero 04, 2006

La red

Acaba de llegar a mi buzón el siguiente mensaje. Por su interés, reproduzco íntegramente su contenido.

"Querido Arbusto:

No sé si te has dado cuenta, pero el auténtico precedente de internet son las mujeres. Sí, sí: yo creo que son el verdadero antepasado de la web. Las mujeres tienen tejida, supongo que desde tiempos inmemoriales, una red sutil de lazos invisibles que rodea todo el planeta; está basada en el boca a boca y contiene, virtualmente, toda la información posible.

Esto te lo digo a cuento de que aquí, en este lugar extraño donde yo también purgo mi exilio (llamémosle Hesperia), he conocido a una muchacha del lugar donde una vez mis progenitores habitaron. Lo primero que me dijo mi madre fue que le preguntara quién era la madre de ella, por ver si se conocían. En vista de mi negativa, la red empezó a funcionar con precisión milimétrica: mi madre se puso en contacto con su cuñada; la cuñada habló con su hermana, que es del pueblo en cuestión; la hermana, a su vez, lanzó el radar y preguntó a las mujeres necesarias para saber quién podría ser esa muchacha. Al final resulta -claro- que se han enterado. Es más, da la casualidad que los padres de esa muchacha y los míos fueron vecinos en el tiempo en que podían ser vecinos, así que todos nos conocemos (sobre este tema habla Hans en su post del 27 de enero).

Así que, bueno, ya sabes, ten cuidado: cualquier cosa que digas o hagas puede ser volcada en esa red de información universal que son las mujeres. Tú verás lo que haces.

Fdo: Hackenbush"

Estremecedor y veraz documento. ¿No es cierto, amigos?

viernes, febrero 03, 2006

Calentamiento global


Me he permitido la licencia de traducir una curiosa noticia que acabo de encontrar en internet. Se trata de una manifestación de muñecos de nieve celebrada en Washington. Según nuestros oxidados criterios de verdad/falsedad, el texto sería falso. Pero quién sabe lo que nos deparará el futuro...

De momento, propongo esta traducción (la he hecho en cinco minutos, así que nada de críticas a Arbusto):

Muñecos de nieve procedentes de toda la nación se congregaron ante el monumento a George Washington para protestar contra el calentamiento global.

Según los organizadores de las manifestaciones en Washington, Atlanta, Montreal, Berlín, Londres, Reikiavik y Moscú, el calentamiento global es la principal causa de la dramática disminución de la población de muñecos de nieve en el hemisferio norte. Los manifestantes de todo el mundo exigieron a los gobiernos la toma de medidas más certeras para reducir los efectos del cambio climático.

Según cálculos de los organismos convocantes, más de 375.000 manifestantes se sumaron a las protestas, aunque la policía estimó que el número total de muñecos de nieve nunca habría superado los 30.000, a los que se podrían añadir hasta 5.000 personas con michelines por abdómenes. En Atlanta, los organizadores y la policía coincidieron en señalar que todos los manifestantes se habían derretido ya hacia las 11 de la mañana.

Entre los que leyeron comunicados en la marcha de Washington estuvieron un muñeco de nieve hembra que había perdido a tres de sus hijos por las altas temperaturas, el reverendo Jesse Jackson y Larry Chilly – quien antes fue un muñeco de dos metros y ahora no es más una cabeza a medio derretir.

“En muchas regiones de Nueva Inglaterra no hay ni siquiera nieve suficiente para hacer bolas de nieve, y no digamos para construir el torso de un muñeco”, denunció Joe Centígrado, uno de los organizadores.

Portando pancartas con eslóganes como “Nadie puede hacer un muñeco de nieve con lluvia” o “Invierno = Vida”, los manifestantes – muchos de los cuales vinieron provistos de camiones llenos de hielo y helado – protestaron contra los estereotipos que, a su juicio, están trivializando la grave crisis.

La protesta transcurrió sin incidentes, con la única excepción del altercado provocado por un muñeco de nieve hembra que se lanzó violentamente al Estanque del Reflejo – la “Reflecting Pool” en honor a Abraham Lincoln. La manifestante sufrió derretimientos de tercer grado en el 90 por ciento de su cuerpo. Aunque fue trasladada con urgencia a la cámara frigorífica de un matadero cercano, fue declarada derretida en el momento de su llegada.