Desmontando a César Vidal (primera parte)
César Vidal (anteriormente conocido como César Vidal Manzanares) pasa por ser uno de los grandes historiadores de esta nuestra España, faceta que combina (¿o debería decir promociona desde?) con su cargo de exitoso conductor del programa nocturno La Linterna de la cadena COPE. No he de ocultar que en sus intervenciones en las tertulias de María Teresa Campos me sentía inmensamente atraído por su amplísima (en apariencia) cultura y por su capacidad para mantener la elegancia oratoria ante burdos periodistillas progres que no pasaban de gritar consignas vacías de contenido. Ante rivales como los que representaban a la izquierda oficial / oficialista en la mencionada tertulia matinal, Vidal ganaba por goleada. Sin embargo, no sale tan bien parado cuando expertos en la materia analizan algunos de esos libros que fabrica año tras año con la misma facilidad con la que mi abuela hacía chorizo en la matanza del cerdo.
¡Ay, amigo Vidal, pero qué cerca estás del plagio en tus libros!
Uno de sus libros publicados en 2004 fue Checas de Madrid (Barcelona: Belacqua/Carroggio), supuestamente un ejemplo más de la pasión por desvelar la verdad de este historiador-filósofo-teólogo-periodista. No será un simple arbusto el que critique a Vidal, pues mis conocimientos de Historia de España son bastante más limitados que los suyos (vamos, eso creo, porque igual el hombre se empeña en convencernos de que no es así). Por lo tanto, acudo a la reseña publicada en una de las mejores revistas de España, Revista de libros. En el número 87 (marzo 2004), el profesor Eduardo González Calleja escribe una extensa reseña titulada "De campos, cárceles y checas. Maneras de ver la represión durante la Guerra Civil y la posguerra", en la que analiza dos nuevos libros dedicados al tema. Tras elogiar la rigurosidad de los artículos incluidos en el libro de Carme Molinero, Margarita Sala y Jaume Sobrequés (Eds.) Una inmensa prisión. Los campos de concentración y las prisiones durante la Guerra Civil y el franquismo (Barcelona: Crítica) en su primera parte de su reseña, González Calleja dedica estas elocuentes palabras a Vidal:
Lamentablemente, no puede decirse lo mismo de la obra de Vidal, cuya falta de originalidad arranca desde su mismo título, tomado de una novela del periodista de ABC Tomás Borrás -el inventor del «complot comunista» de la primavera de 1936 (5)- que ni siquiera aparece aludida en la bibliografía final. Estamos ante un ejemplo señero del «método» de confección de libros que ha dado notoriedad a este escritor: una porción de páginas de relleno que envuelve la inanidad total a la hora de tratar el tema que es presunto objeto de análisis (sólo se dedican 26 páginas a la actividad «chequista» en Madrid de un total de 364); un aparato «crítico» repleto de notas improcedentes o de relleno, con siglas que quizá pertenezcan a fuentes ignotas, con una bibliografía contextual que se exhibe pero que no se emplea, trufada de títulos deliberadamente poco accesibles al lector español, que se citan de forma incompleta o que no aparecen en la relación final. El repertorio bibliográfico, con obras repetidas o redundantes, asignaciones falsas, inserciones inexplicables y olvidos clamorosos (6), es un caos absoluto que hubiera hecho las delicias de Southworth.Los apéndices documentales son otro ejemplo contundente de esta falta de seriedad y de criterio: el número I (relación de checas de Madrid) aparece repetido literalmente en el texto y sin alusión alguna a las fuentes empleadas para su confección; el número II es una «antología documental» tan peregrina que repite sistemáticamente párrafos ya introducidos en el cuerpo de texto; el número III es una mera transcripción del martirologio depositado en el santuario de la Gran Promesa de Valladolid; y el número IV (relación de asesinados) es un listado pretendidamente alfabético, que revela su absoluta inutilidad al estar plagado de errores (véase a título ilustrativo las entradas 578, 719, 2186 o 3664), no señalar el lugar y la fecha de las ejecuciones, y no citar las fuentes para su elaboración, como tuvo el decoro de hacer Rafael Casas de la Vega en su catálogo de víctimas, que Vidal vampiriza descaradamente (7).[incluyo las notas a pie de página](5) Tomás Borrás, Checas de Madrid. Epopeya de los caídos, Madrid, Editora Nacional, 1944, pág. 5. Sobre su papel en la justificación del Alzamiento, véase Herbert R. Southworth, «Conspiración contra la República. Los "Documentos secretos comunistas" de 1936 fueron elaborados por Tomás Borrás», Historia 16, n.° 26, junio de 1978, págs. 41-57. Vidal también parece abonarse a la tesis de la conspiración comunista en las págs. 160-161.(6) Entre otros, las pocas obras específicas sobre las checas madrileñas, como Alberto Flaquer, Checas de Madrid y Barcelona, Barcelona, Rodegar, 1963, y Rodolfo Vistabuena, Las checas, Madrid, Publicaciones Españolas, 1953. Otra novela sobre la cuestión, aparte de la de Borrás, que no se cita, es la muy conocida de Agustín de Foxá, Madrid, de corte a checa, Salamanca, Jerarquía, 1938 (1.ª ed).(7) Rafael Casas de la Vega, El terror. Madrid, 1936. Investigación histórica y catálogo de víctimas identificadas, Madridejos, Fénix, 1994, págs. 311-460, donde se señalan la fecha, el lugar de la muerte y las profesiones de los asesinados, según los datos que asegura haber tomado del Archivo Histórico Nacional, el Servicio Histórico Militar y el santuario de la Gran Promesa de Valladolid. Existe una gran discrepancia en el número de asesinados en Madrid durante la guerra: Vidal da 11.705 nombres, Salas Larrazábal habla de 16.449 y Casas de la Vega ofrece un listado completo, y más fiable, de 8.500.
No pienso recrearme en la indigencia moral de Vidal así que, quien quiera saber más, que lea la reseña entera.
¡Ay, amigo Vidal, pero qué cerca estás del plagio en tus libros!
Uno de sus libros publicados en 2004 fue Checas de Madrid (Barcelona: Belacqua/Carroggio), supuestamente un ejemplo más de la pasión por desvelar la verdad de este historiador-filósofo-teólogo-periodista. No será un simple arbusto el que critique a Vidal, pues mis conocimientos de Historia de España son bastante más limitados que los suyos (vamos, eso creo, porque igual el hombre se empeña en convencernos de que no es así). Por lo tanto, acudo a la reseña publicada en una de las mejores revistas de España, Revista de libros. En el número 87 (marzo 2004), el profesor Eduardo González Calleja escribe una extensa reseña titulada "De campos, cárceles y checas. Maneras de ver la represión durante la Guerra Civil y la posguerra", en la que analiza dos nuevos libros dedicados al tema. Tras elogiar la rigurosidad de los artículos incluidos en el libro de Carme Molinero, Margarita Sala y Jaume Sobrequés (Eds.) Una inmensa prisión. Los campos de concentración y las prisiones durante la Guerra Civil y el franquismo (Barcelona: Crítica) en su primera parte de su reseña, González Calleja dedica estas elocuentes palabras a Vidal:
Lamentablemente, no puede decirse lo mismo de la obra de Vidal, cuya falta de originalidad arranca desde su mismo título, tomado de una novela del periodista de ABC Tomás Borrás -el inventor del «complot comunista» de la primavera de 1936 (5)- que ni siquiera aparece aludida en la bibliografía final. Estamos ante un ejemplo señero del «método» de confección de libros que ha dado notoriedad a este escritor: una porción de páginas de relleno que envuelve la inanidad total a la hora de tratar el tema que es presunto objeto de análisis (sólo se dedican 26 páginas a la actividad «chequista» en Madrid de un total de 364); un aparato «crítico» repleto de notas improcedentes o de relleno, con siglas que quizá pertenezcan a fuentes ignotas, con una bibliografía contextual que se exhibe pero que no se emplea, trufada de títulos deliberadamente poco accesibles al lector español, que se citan de forma incompleta o que no aparecen en la relación final. El repertorio bibliográfico, con obras repetidas o redundantes, asignaciones falsas, inserciones inexplicables y olvidos clamorosos (6), es un caos absoluto que hubiera hecho las delicias de Southworth.Los apéndices documentales son otro ejemplo contundente de esta falta de seriedad y de criterio: el número I (relación de checas de Madrid) aparece repetido literalmente en el texto y sin alusión alguna a las fuentes empleadas para su confección; el número II es una «antología documental» tan peregrina que repite sistemáticamente párrafos ya introducidos en el cuerpo de texto; el número III es una mera transcripción del martirologio depositado en el santuario de la Gran Promesa de Valladolid; y el número IV (relación de asesinados) es un listado pretendidamente alfabético, que revela su absoluta inutilidad al estar plagado de errores (véase a título ilustrativo las entradas 578, 719, 2186 o 3664), no señalar el lugar y la fecha de las ejecuciones, y no citar las fuentes para su elaboración, como tuvo el decoro de hacer Rafael Casas de la Vega en su catálogo de víctimas, que Vidal vampiriza descaradamente (7).[incluyo las notas a pie de página](5) Tomás Borrás, Checas de Madrid. Epopeya de los caídos, Madrid, Editora Nacional, 1944, pág. 5. Sobre su papel en la justificación del Alzamiento, véase Herbert R. Southworth, «Conspiración contra la República. Los "Documentos secretos comunistas" de 1936 fueron elaborados por Tomás Borrás», Historia 16, n.° 26, junio de 1978, págs. 41-57. Vidal también parece abonarse a la tesis de la conspiración comunista en las págs. 160-161.(6) Entre otros, las pocas obras específicas sobre las checas madrileñas, como Alberto Flaquer, Checas de Madrid y Barcelona, Barcelona, Rodegar, 1963, y Rodolfo Vistabuena, Las checas, Madrid, Publicaciones Españolas, 1953. Otra novela sobre la cuestión, aparte de la de Borrás, que no se cita, es la muy conocida de Agustín de Foxá, Madrid, de corte a checa, Salamanca, Jerarquía, 1938 (1.ª ed).(7) Rafael Casas de la Vega, El terror. Madrid, 1936. Investigación histórica y catálogo de víctimas identificadas, Madridejos, Fénix, 1994, págs. 311-460, donde se señalan la fecha, el lugar de la muerte y las profesiones de los asesinados, según los datos que asegura haber tomado del Archivo Histórico Nacional, el Servicio Histórico Militar y el santuario de la Gran Promesa de Valladolid. Existe una gran discrepancia en el número de asesinados en Madrid durante la guerra: Vidal da 11.705 nombres, Salas Larrazábal habla de 16.449 y Casas de la Vega ofrece un listado completo, y más fiable, de 8.500.
No pienso recrearme en la indigencia moral de Vidal así que, quien quiera saber más, que lea la reseña entera.
Etiquetas: César Vidal
11 Comments:
(éste es un post dejado por Hans hace unos días. Lo he recuperado también de la entrada original)
Querido Warrior Bush,
Antes de nada he de disculparme por no haber podido acudir a tu blog para mirármelo entero, como debe ser. Esta tarde lo he hecho, y elijo, de entre varias -brillantes- entradas cuyo contenido suscribo al 100% ésta, dedicada al tonto Vidal.
César Vidal, al que tuve ocasión de saludar y constatar que su orondez esférica es sólo comparable a su condición garbancera y a su notorio desconocimiento de aquellas materias que trata y yo SÍ conozco (no tengo idea de si como teólogo hila más fino), es uno de los más tremendos (vid infra) de los bluffs intelectuales de la España contemporánea, que, además, se vale de varios "truquis" (chup-chup: homenaje a Maggi y a Australian Blonde a un tiempo) de lo más pringaos para cualquiera que haya pasado un tiempo en la Université como profesor, contenidos precisamente en el siguiente pasaje:
["Estamos ante un ejemplo señero del «método» de confección de libros que ha dado notoriedad a este escritor: una porción de páginas de relleno que envuelve la inanidad total a la hora de tratar el tema que es presunto objeto de análisis (sólo se dedican 26 páginas a la actividad «chequista» en Madrid de un total de 364); un aparato «crítico» repleto de notas improcedentes o de relleno, con siglas que quizá pertenezcan a fuentes ignotas, con una bibliografía contextual que se exhibe pero que no se emplea, trufada de títulos deliberadamente poco accesibles al lector español, que se citan de forma incompleta o que no aparecen en la relación final"]
Le saludé con ocasión de la compra en puesto de Feria del Libro de ese PANFLETO PÉSIMO que es lo que tiene dedicado a José Antonio. El cachondo se descara con ello, orillante apenas interesadamente la cuestión -pública y notoria en los círculos serios- de que los documentos privados de "El Ausente" estaban a punto de ser sacados a la luz pública por los deudos. El libro es como todos: insostenible.
Lo que pasa es que demasiada gente le da pábulo y le toma en serio, plétora de miembros de la misma mesocracia chusmoide que, en su momento, dió por ejemplo patente de corso intelectual (en fin...) al tontolaba antes conocido como Ramoncín; en fin, no la misma; los de hoy son pelín más conservadores.
Y volvemos, querido Arbusto, a lo de siempre... Joder, qué pocos modelos, qué pocos inspiradores...
Silogismo:
Los libros de Cesar Vidal son un bodrio.
Se venden más que los del resto de historiadores "científicos".
Luego: LA GENTE ES IMBECIL.
Si hay que reconocerle algún mérito a César Vidal es que hace libros como churros (churros que además se venden). Su editor debe estar muy contento.
Yo desde luego no suelo estar muy conforme con los ataques de la izquierda a los enemigos de clase de la derecha, pero en el caso de Vidal hago pleno ejercicio de mi derecho a no leerle (ni oírle). Es un divulgador poco elegante que además se presenta como un pionero en el descubrimiento de la verdad histórica, cuando en realidad a nadie con dos dedos de frente se le escapa que él de por sí no descubre nada que no haya sido ya publicado. Todavía recuerdo el silencio mítico de Hugh Thomas cuando, en entrevista a El Mundo, le preguntaron por la aportación al estudio de la Guerra Civil de nuevos historiadores españoles como... César Vidal.
Por lo demás, puede que el término "checa" se haya consolidado en su uso actual, pero lo que en ruso significa es ЧК o Чрезвычайная комиссия (comisión extraordinaria), uno de los nombres que se le dio a la nueva policía secreta de la URSS (luego llamada NKVD y, finalmente, KGB). Emplear el término indiscriminadamente para referirse a las cárceles represoras del bando republicano me parece que es residuo de un uso propagandístico y de poco rigor terminológico.
Sabias palabras, compañeros anónimos. Es curioso porque a Vidal le gusta mucho eso de atacar a la persona cuando alguien cuestiona sus "investigaciones", con argumentos del estilo "oh, sí, el que criticó mi libro sobre el Holocausto es un negacionista, es un admirador de Hitler". ¿Qué tendría que decir ante una crítica mínimamente documentada como la de ustedes? Supongo que callarse (y seguir escribiendo su enésima novela histórica, claro).
Quería comentaros que estoy totalmente de acuerdo con la denuncia de la desfachatez de César Vidal. A título de ejemplo, en las listas de asesinados, que según dice ha comprobado por varias fuentes alternativas, incluye a mi abuelo, Eugenio Moliní Blanco, que afortunadamente no fue asesinado y falleció en los años ochenta. También incluye a otras tres tías Moliní, que están en el mismo caso, y se queda tan ancho. Hace tiempo envié una carta a César Vidal pidiéndole que corrigiese esos datos, pero no se ha dignado contestar. ¡Qué gente!
cayo en mis manos un libro(biblioteca cesar vidal titulo CAMBIARON LA HISTORIA planeta agostini)de un gran intelectual de este pais y del globo entero (por los cojones) y leyendo la biografia de karl marx(que manda guevos la biografia...) pagina 315-316-317-318-319 encontre esto por la red http://imaginariums.mforos.com/207474/5188025-karl-marx-el-revolucionario-frustrado/#to-the-tops y me gustaria saber quien escribe esa biografia,los comentarios sobre la filosofia,etc.segun la contraportada del librito: aparecen los textos completos tal y como el autor lo redacto originalmente... es que estoy en el paro y he pensao que a lo mejor plagiando, contando embustes y distorsionando la realidad y la historia,a lo mejor me puedo sacar unos durillos...gracias de antemano y un saludo.
Si, la verdad es que hay que creer en la historia que nos cuenta Zp, Carod Rovira, la 4, la 6 y El Pipas.
La inventó Goebbles y el PSOE la sigue a rajatabla: Si no te cargas la idea, cargaté a sus emisarios.
Para el último comentario anónimo. Brillante argumentación: César Vidal, contra toda evidencia, es un gran historiador porque me gusta lo que dice.
Gran muestra de buen criterio. Por cierto el truco de Goebbels es repetir una mentira hasta que sea verdad. Lo de matar al emisario lo hacían pero lo ocultaban cuiodadosamente, al menos hasta que declararon la guerra en septiembre de 1939. Pásese por el próximo número de La novela antihistórica, el de julio de 2011. A lo mejor aprende algo de Historia. Falta le va a hacer si tiene a César Vidal por historiador.
Evidencias y pruebas por favor. Comprende que poca credibilidad se puede dar a un comentario anónimo de un blog. Como se podría diferenciar tu comentario de alguien que dice lo mismo pero inventándoselo?
El argumento para descalificar completamente parece ser análogo al frecuentemente oído "como tu comentario tiene una falta de ortografía eres un inculto, luego no puedes tener razón", es decir, se desautoriza el fondo criticando solo la forma. Luego está el verdadero argumento, oculto (subconsciente quizá) que es "este argumento es falso porque no me gusta y no coincide con mis ideas predeterminadas"
En Chile lamentablemente no tenemos historiadores como Cesar Vidal, acá tenemos solo zurdos que escriben los que les salga del escroto, ¡Ojala plagiarán textos completos! para que ese conocimiento llegue a ser popular, ya he leído 2 libros de Cesar Vidal y son muy buenos, y tienen mucha bibliografía, y eso es lo que espero de un historiador.
Publicar un comentario
<< Home