Mi historial financiero

Siempre digo que no quiero meterme en política y al final termino entrando al trapo. Esta vez sólo he de decir que me alegro (quién me iba a decir que me alegraría por un partido político) de que Ciutadans hayan obtenido tres escaños en el parlamento catalán. Si cualquier día de estos llega una tormenta de arena y me entierra en mi cueva, al menos moriré después de haber un partido progresista que no abraza el nacionalismo/independentismo. Felicidades a Boadella, Espada y a los otros intelectuales (gente que lee libros, no como Pilar Bardem) que han formado este partido.

Y dicho lo dicho, poco más queda por añadir. Esta semana pensaba que iba a vivir una nueva experiencia vital, pero parece que esta vez tampoco. Me explico: me llamaron al teléfono de casa para ofrecerme una tarjeta de crédito que se adaptaba “perfectamente” a mis necesidades. Una mujer (un poco lenta ella, para qué negarlo) me lamió el culo para hacerme la MasterCard y yo, que aquí no tengo ninguna tarjeta de crédito, le di todos mis datos. Pensaba así liberarme del trauma que sufrí cuando me denegaron la American Express en España, hace ya dos o tres años. La gracia de aquello es que la hermana de una amiga mía era la que me iba a dar de alta, así que ella se llevaba la comisión y yo fardaba de American. A los pocos días de tramitar la tarjeta, me llegó una carta en la que me denegaban la tarjeta. En cuanto a la MasterCard de aquí, ayer me dejaron un mensaje en el contestador pidiéndome que contactara con el departamento de crédito del banco en cuestión. En pocas palabras: que se han dado cuenta de que soy un pringado entre pringados. Pero, ¿es que no sabían mis (paupérrimos) ingresos cuando me llamaron? ¿No decían que la tarjeta de marras se adecuaba a mi perfil? Pues si piensan que tengo que mendigarles van listos, la verdad. Paso de llamar a esa gentecilla y, visto lo visto, prefiero ir tirando con mi Visa made in Spain, domiciliada a la cuenta bancaria que tengo en mi pueblo. Y, aunque siempre soñé con llevar en mi cartera una buena colección de tarjetas bancarias, tendré que contentarme de momento con enseñar la Visa por delante y meter cosas de relleno por detrás (qué útiles pueden llegar a ser los carnés de biblioteca pública caducados).