¿A quién hay que fusilar?
Empezaré por lo bueno. El sábado pasado Copycat y servidor nos corrimos una buena juerga para celebrar su cumpleaños. Hubo algún momento de tensión cuando el guardia de seguridad apareció para “amonestarnos” por ruidos en el edificio pero, después de una conversación bien llevada, pudimos continuar la fiesta unas horitas más. Gustó mucho entre el pueblo nuestros generosos cinco litros de sangría, así como las cuatro tortillas de patatas que se prepararon para tan magno acontecimiento. (Bien es cierto que para las dos últimas tortillas utilicé a mis queridos vecinos rumanos, que llevaban tiempo diciendo que querían aprender la receta de la tortilla. Así que les toqué en su puerta y les dije que en media horita en casa para cortar cebolla y patata. Subcontratación de mano de obra barata: ese gran invento).
Seguiré ahora por lo malo. Dijo ayer esa escritora de bajo perfil que es Almudena Grandes que ella “fusilaría” a dos o tres periodistas de la derecha “cada mañana”. De nuevo, una asalariada del grupo Prisa impartiendo lecciones de democracia. No es de extrañar que ésta sea la misma persona que en los últimos días del gobierno de Aznar fue a la feria del libro de La Habana para criticar (¡desde allí!) que España vivía una dictadura. ¿Y por qué no te quedaste allí, maja, y de paso te pones a dieta como Maradona?
Otro gran demócrata de nuestra historia, el mediocre poeta Rafael Alberti, se ganó cierta fama durante la guerra civil escribiendo (anónimamente) una sección de periódico titulada A paseo, en la que se disparaba públicamente contra algún aristócrata o similar que estuviera huido del bando republicano. Aunque no se decía de manera explícita, primero se escribían unos versos de burla y luego se mandaba al personaje en cuestión "a paseo", que es viene a significar algo así como “si lo ven ustedes, arréstenlo y péguenle un tiro en nombre de la revolución socialista”. Alberti estaba tan cegado por su amor a Stalin (a quien visitó junto a su mujer en 1937, cuando ya había millones de cadáveres en la URSS) que no tenía problemas en decir el nombre del fusilado deseante/deseado. La señora Grandes, muy refinada ella, prefiere mantener la elegancia que se le supone a quien publica en El País.
Dice ahora Benedicto XVI que “el infierno existe y es eterno”. Hoy más que nunca, el infierno somos nosotros.
Seguiré ahora por lo malo. Dijo ayer esa escritora de bajo perfil que es Almudena Grandes que ella “fusilaría” a dos o tres periodistas de la derecha “cada mañana”. De nuevo, una asalariada del grupo Prisa impartiendo lecciones de democracia. No es de extrañar que ésta sea la misma persona que en los últimos días del gobierno de Aznar fue a la feria del libro de La Habana para criticar (¡desde allí!) que España vivía una dictadura. ¿Y por qué no te quedaste allí, maja, y de paso te pones a dieta como Maradona?
Otro gran demócrata de nuestra historia, el mediocre poeta Rafael Alberti, se ganó cierta fama durante la guerra civil escribiendo (anónimamente) una sección de periódico titulada A paseo, en la que se disparaba públicamente contra algún aristócrata o similar que estuviera huido del bando republicano. Aunque no se decía de manera explícita, primero se escribían unos versos de burla y luego se mandaba al personaje en cuestión "a paseo", que es viene a significar algo así como “si lo ven ustedes, arréstenlo y péguenle un tiro en nombre de la revolución socialista”. Alberti estaba tan cegado por su amor a Stalin (a quien visitó junto a su mujer en 1937, cuando ya había millones de cadáveres en la URSS) que no tenía problemas en decir el nombre del fusilado deseante/deseado. La señora Grandes, muy refinada ella, prefiere mantener la elegancia que se le supone a quien publica en El País.
Dice ahora Benedicto XVI que “el infierno existe y es eterno”. Hoy más que nunca, el infierno somos nosotros.
Etiquetas: Almudena Grandes, Rafael Alberti, Stalin
3 Comments:
Eso digo yo, primero nos engatusas con una introducción sobre tu fiesta y luego aprovechas para lanzar una de tus soflamas. Eso es trampa.
Sue: hay que saber dar carnaza al público, ¿no?
Scotch Brite: hay mucho que contar sobre los ups&downs en la sesión de DJ España. Lo cachondo de todo es que el alcohol hizo mella en algún invitado que acabó llamándome "Mr. España", un título que no ostento y por el por ahora no pienso competir. ¿Hay límite de edad para eso?
Gran entrada, por donde quiera que se la mire. Grande la Grandes (y me refiero exclusivamente a sus dimensiones físicas). Quédame, no obstante, una pregunta. ¿por qué todos acabamos haciendo sangría & tortilla de patatas en estos casos? Próximamente en mi blog, mi propia aventura tortillopatatil :D
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