Un día especial

Hoy era un día especial. Me levanté con relativamente buen humor, me apliqué una buena ducha y finalmente me peiné con mi rayita al lado. Creo que ir al médico se merece todo este ritual. Pasé toda mi infancia en un pueblo no demasiado activo y allí, por qué negarlo, eso de ir al médico tenía el estatus de evento importante. Supongo que mis lectores recordarán el primer día que se pusieron uniforme para ir al cole privado, o las primeras clases de algún deporte elitista, pero yo no tengo muchos recuerdos de ese pelaje. Así que allí he ido, escoltado con la siempre fiel Copycat, a que me sacaran sangre por de brazo y me pusieran una vacuna en el otro (regla número uno: acumular el mayor número de pinchazos en una única visita).

El problema de todo esto es que, al madrugar para la cosa en cuestión, uno tiene la sensación de que ya ha cumplido su cuota de productividad diaria. Y, claro, en teoría debería estar ahora mismo haciendo algo realmente útil (y no gastar el tiempo en actualizar este mísero blog, por ejemplo). Pero vamos, para qué engañar a mis lectores: no me gusta trabajar. De ahí que esté decidiendo seriamente dos opciones sobre las que construir mi maltrecha economía: 1) Apuestas deportivas por Internet (he acertado las tres últimas: por fin he recuperado mi mojo); 2) Denunciar a alguna web y pedir indemnización por daños indirectos.

La opción 2) la he tomado de la gentecilla de utube, unos constructores de tuberías que han denunciado a YouTube porque mucha gente entra en utube por error al teclear la dirección web (ya hay que ser cazurro, por cierto). Los de utube dicen que eso les causa miles de visitan no deseadas y que el servidor les peta de vez en cuando. Cuando leí la noticia pensé al principio: “pues que se jodan los de utube. Eso es como si tienes una casa de putas en el bloque y la gente llama a tu portal por error. Te causan molestias pero no puedes hacer nada”. Ahora, unos días después, estoy rollo empatía con los de utube y no descarto copiar su estrategia. Se trata básicamente de pillarme un dominio web parecido al de alguna gran empresa y, de ahí, directamente al juzgado. Todo o nada, amigos: así es la vida.