El mejor bar del mundo
Llegó el fin de semana. Y dentro de poco, Semana Santa. Más de uno estará preparando una escapadita para reponer energías. La pregunta es: ¿dónde ir?
La respuesta es muy clara: Granada.
Granada es la mejor ciudad del mundo. Me parece tan evidente que no creo que haga falta extenderme sobre ello: sus calles, su comida, la vida nocturna… Sin embargo, muy poca gente conoce el lugar en el confluye todo el embrujo de la ciudad: el Bar.
La respuesta es muy clara: Granada.
Granada es la mejor ciudad del mundo. Me parece tan evidente que no creo que haga falta extenderme sobre ello: sus calles, su comida, la vida nocturna… Sin embargo, muy poca gente conoce el lugar en el confluye todo el embrujo de la ciudad: el Bar.
El Bar (ocultaré su verdadero nombre) es único, y por eso el acceso a turistas está prohibido. Sólo aquello con salvoconducto pueden degustar este monumento de la humanidad. Arbusto, desde hace un par de años, forma parte de este selecto club.
¿Qué puedo contar sobre el Bar? Se trata de un lugar pequeño, alejado del centro de la ciudad (más o menos, por la estación de autobuses). Está regentado por un matrimonio de unos cincuenta y tantos, dos personas que tratan a los clientes con enorme amabilidad. Normalmente el dueño es el que se acerca a saludar al que llega, con una mezcla perfecta de socarronería y exquisitez. Cuando has ido varias veces, ya te reconoce y te saluda con un “¡qué tal, vecino!”. Es en este momento cuando dejas de ser un cliente que paga a cambio de un servicio, y te conviertes en un vecino, en un ciudadano. Lo que hace Paco (nombre ficticio, of course) es retomar la noble tradición de la civitas romana, es decir, una ciudadanía completa y saludable. Paco establece un vínculo de respeto con su gente y eso, qué queréis que os diga, no hay quien lo iguale.
Después de los saludos, te recomienda empezar con un tubo de cerveza y te repone las tapas según te las vas comiendo (tres al precio de una, por lo general). Llegado el momento de pedir raciones o platos combinados, Paco te recomienda el especial del día. Arbusto siempre se pide un filete con puré de patata, porque es entonces cuando la mujer sale del bar, abre el portal de al lado, sube a un piso y baja al rato con una enorme vasija de plástico llena de puré. ¿Por qué no tiene los cacharros en el bar? No lo sé, ni me importa. Me gusta degustar ese sabor casero de las comidas, acompañadas del yogur griego Danone que te ponen como postre.
A Paco le gusta conversar con sus vecinos. Culé empedernido, no tiene televisión pero sigue el fútbol de una forma muy particular: “llamo a la oficina del Barcelona cuando hay partido. Si me cogen el teléfono, es que han ganado; si no me lo cogen, es que han perdido.” Curioso método, sin duda. Un día me contó cómo fue su primera (y última) visita al Camp Nou: en lugar de mirar al campo de fútbol, se pasó el partido admirando las tetazas de una mujer que tenía en la fila de arriba. Paquito, con quince añitos por entonces, estaba tan embelesado que se asustó cuando miles de gargantas gritaron el gol azulgrana. Tanta fue la impresión que se meó encima.
Pero Paco es mucho más que un tipo simpático. Por las noches, pone en la radio un programa cutre de una radio local en el que anunciar el Bar. Cuando empieza la musiquilla del anuncio, Paco pide silencio a la parroquia y dice muy orgulloso: “eh, eh, que salimos nosotros”. Después de la publicidad, dice muy serio: “Es para que los clientes sepan a dónde va el dinero”. Está claro que, mientras otros empresarios sólo buscan el beneficio, Paco se preocupa por rendir cuentas ante sus fieles. Recuerdo incluso que una noche dio de comer gratis a un argentino que se iba en autobús a Madrid, sólo a cambio de que le ayudar a recoger algunos platos. Un gesto que engrandece a Paco, sin duda. Aunque él sabe de su grandeza y por eso te pone manteles de papel en los que aparece su cara en montajes de El señor de los anillos y L.A. Confidencial. A un amigo mío le pidió que le hiciera un montaje con el cuerpo de Napoleón, pero creo que nunca se lo llegó a hacer (lo comprobaré la próxima vez que vaya por Granada).
Pero, ¿cómo se llama este bar? ¿Dónde está exactamente? De momento, lo mantendremos en secreto.
Pero Paco es mucho más que un tipo simpático. Por las noches, pone en la radio un programa cutre de una radio local en el que anunciar el Bar. Cuando empieza la musiquilla del anuncio, Paco pide silencio a la parroquia y dice muy orgulloso: “eh, eh, que salimos nosotros”. Después de la publicidad, dice muy serio: “Es para que los clientes sepan a dónde va el dinero”. Está claro que, mientras otros empresarios sólo buscan el beneficio, Paco se preocupa por rendir cuentas ante sus fieles. Recuerdo incluso que una noche dio de comer gratis a un argentino que se iba en autobús a Madrid, sólo a cambio de que le ayudar a recoger algunos platos. Un gesto que engrandece a Paco, sin duda. Aunque él sabe de su grandeza y por eso te pone manteles de papel en los que aparece su cara en montajes de El señor de los anillos y L.A. Confidencial. A un amigo mío le pidió que le hiciera un montaje con el cuerpo de Napoleón, pero creo que nunca se lo llegó a hacer (lo comprobaré la próxima vez que vaya por Granada).
Pero, ¿cómo se llama este bar? ¿Dónde está exactamente? De momento, lo mantendremos en secreto.
7 Comments:
En breve me propongo ir a Granada (despues de S. S.) Iré a saludar a tu amigo Paco si me dices dónde está el bar...
Y, Arbusto, creo que necesitas volver a España.
Iba a decirlo, Sue: veo una nostalgia sólo soslayable a base de tapitas, que es cosa que, creo, no se sirve en ese pais tan bonito en que vive WarriorBush
Le mola el bar porque el dueño es del Barça. El resto, artificios.
Seré breve: no puedo negar el alto grado de veracidad contenido en los tres comentarios anteriores.
Pues sí, vivo en granada desde hace tres años y, aparte de lo ya dicho, otra cosa atractiva de granada es el precio de las autoescuelas (lo siento, es que está muy reciente el aprobado).
Y no, hace poco estuve en tan magnífico sitio y no vi nada parecido a lo de napoleón, lo que sí tiene es un nuevo comedor de lo más "paco".
Me encanta que le ponga a todo puré de patatas. Ah, Arbusto, me ha dado recuerdos para ti un tal Bors....
Anda que no me estoy acordando del amigo Borsa... aquí en Bélgica no hay nada que le llegue ni a la suela del zapato. Y que sepais que dicen que han inventado las patatas fritas.
Un grande el Borsa. Creo que alguien le debe un montaje con el cuerpo de Napoleón, ¿no? ¿Quizá alguien que esté en Bélgica?
Este verano, propongo una peregrinación arbustiana al bar XXX.
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