domingo, marzo 05, 2006

Método para corregir exámenes

He estado muy ocupado toda esta semana, así que no he podido actualizar el blog como debería. Básicamente, mi objetivo en la vida es que me paguen dinero por no hacer nada, pero eso es algo que sólo consigo a veces (habría mucho que hablar sobre mis estancias “investigadoras” en Chicago y en Zürich, pero eso es otro tema). Así que, mientras sigo en mi búsqueda de algún mecenas que me pague por “crear”, tengo que cumplir con ciertos tipos de trabajos para subsistir.

Como decía, esta semana he estado un tanto liado. En la universidad me encargaron corregir unos exámenes parciales (mid-term exam, que los llaman por aquí) y a ello dediqué mi valioso tiempo. Lo único que puedo decir es que no he cateado a ningún alumno porque a mí, sinceramente, no me causa especial placer. De hecho, ¿qué significado tiene suspender a alguien? He visto a mucha profesores que pagaban con los estudiantes la frustración de sus tristes vidas. Y nunca me pareció bien eso de cargarse a media clase sólo porque tu mujer te hubiera dejado por impotente.

Tenía dudas acerca del método de corrección que debería utilizar. Manejé los siguientes procedimientos que se me venían a la memoria (se admiten sugerencias si conocéis algún otro):

- Método evangélico (o “los últimos serán los primeros”). Consiste en poner las mejores notas a los primeros exámenes del montón, ya que éstos fueron escritos por los empollones que más tardaron en entregar (si hay argentinos en clase, copan todas las matrículas). Los exámenes del fondo del montón, ésos de apenas una hoja, reciben el suspenso.

- Método 2 al precio de 1. Se divide la asignatura en dos parciales y sólo se corrige el primero. En cuanto al segundo, se pone la misma nota que en el anterior (con alguna variación para maquillar la estadística). Tengo comprobado que abunda mucho.

- Método notario del Euromillón. Se lanzan los exámenes al aire y se aprueba a los que caen en la mesa. El resto recibe el suspenso correspondiente. Esto es verídico: conozco dos casos de distintas universidades en los que se ha hecho.

- Método todo queda en casa. El profesor delega en un familiar directo (normalmente, su hija o alguno de sus hermanos) la corrección de las pruebas. Citando el testimonio verídico de uno de los subcontratados, “qué placer cuando pones un rosco”.

Al final, me decanté por un criterio de calificación bastante suave. Me leí los exámenes con más o menos interés y puse notable a casi todos. Si alguno mejoraba, pues subía a sobresaliente; si alguno empeoraba, bajaba a aprobado. Y todos contentos. Aunque, ahora que lo pienso, siempre es peligroso convertirse en un profesor enrollado.

5 Comments:

At 5:25 p. m., Anonymous Anónimo said...

Pero qué blandito eres. Tú que te las das de tocahuevos y no eres capaz ni de poner un suspenso. No digo a media clase, pero en todas partes hay algún memo que merece un cero. Como método, propongo suspender a los que tengan mejor letra: bonita y que se entienda. Suelen ser los más monguis (con excepciones, of course). Y entérate de qué padre de tus alumnos está forrado y suspéndele para luego sacarle la pasta en clases particulares.

 
At 7:25 p. m., Blogger arbusto el guerrero said...

Pues ahora que lo dices, el criterio "letra bonita = paquete incapaz de decir algo interesante" suele funcionar bastante bien. Tomaré nota.

 
At 12:30 p. m., Blogger Quic said...

Así me gusta, haciendo honor a la facultad en la que te formaste. ¡Viva la enseñanza hispánica!

 
At 2:34 p. m., Blogger Hans said...

Señores, por favor. Seamos serios. Que la gente escriba con buena letra es muy de agradecer. Aún recuerdo el manual de criptografía que hube de adquirir para hacer mínimamente inteligibles (formalmente) los mensajes vertidos en examenes de tercero de carrera. Sólo para entender qué decían (luego, que eso tuviese algo que ver con la asignatura es asunto menor).
Cierto es, Sue, que esa letra redondita tan Hello Kitty es como muy de niñas de esas que todos sabemos. Pero qué coño, puestos a leer aberraciones, por lo menos que se comprendan sin mucho esfuerzo.
Yo tampoco suspendía demasiado, a pesar de que en un momento traté de calificar las faltas de ortografía (eso ya lo he contado). En fin, era un buenazo...

 
At 5:18 p. m., Anonymous Anónimo said...

Sí, Hans, supongo que la buena letra es de agradecer. Pero creo que por eso mismo, muchos profesores, agradecidos, son más benévolos con los que escriben rectito y bonito y viceversa. Al pobre D. le bajaron de un 7 a un 4 en un examen universitario superdifícil por "mala presentación". Un horror.

 

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