viernes, enero 27, 2006

Muertes

Desde que leí hace unos días el post de Pauli (17 de enero de 2006), no he parado de dar vueltas a la cabeza. Contaba ella que, en sus años de instituto, tenía que sufrir a una profesora que no paraba de humillarla. Un día, dijo para sus adentros algo así como “ojalá te mueras, perra” y, al poco tiempo, la mujer la palmó. Pauli se llegó a sentir muy mal porque pensaba que había tenido algo que ver con la muerte, aunque luego se demostró que la profesora venía arrastrando una enfermedad desde hace tiempo.

¿He deseado la muerte a alguien? ¿Me he alegrado de la muerte de otros? En cuanto a la primera pregunta, he de decir que no (aunque habría mucho que contar); en cuanto a la segunda, me temo que sí. De hecho, lo hice muchas-veces-en-poco-tiempo, algo que agrava mi cargo de pecador.

Como diría Husserl, el fundador de la fenomenología, vayamos “a las cosas mismas”. Dónde: periódico local en una provincia española. Cuándo: un verano cualquiera del milenio pasado. Por qué: "contrato" de becario apestado.

La verdad es que me tocó tragar mucha porquería en aquel periódico. Cada día me ocupaba de entre cinco y siete páginas. Normalmente no tenía que redactar, porque yo coordinaba las secciones de Nacional, Internacional y Sociedad, pero sí tenía que revisar las fotos, recor teletipos, poner titulares y pies de foto… todo ello a contrarreloj y con el riesgo de que un puto atentado de ETA me obligara a levantar la página en el último minuto. Cuando tenía todas las páginas listas, hacia las nueve de la noche, llegaba el que para mí era el momento más sabroso del día… la sección de Sucesos. Quizá muchos no conozcáis esta mítica sección que todavía se conserva en algunos periódicos provinciales. Básicamente, consiste en meter el mayor número de acontecimientos macabros en una sola página. Mi predecesor en el cargo era un amante del hardcore, aunque a mí me iba más la tendencia surrealista (robos extraños, accidentes, etc.)

No me preguntéis el motivo, pero el caso es que el periódico insertaba en la página de Sucesos las esquelas funerarias que iban llegando durante el día. Cada esquela era una noticia menos que yo tenía que seleccionar, recortar y maquetar. Había esquelas de dos módulos, de tres y de seis (éstos últimos ocupaban todo el largo de la página). Y cuando moría algún facha de esos de apellidos larguísimos pues… he de reconocer que me alegraba, porque ese día no tenía trabajo. Supongo que por el golpe de calor, la gente siempre la espichaba hacia las cinco de la tarde. Lo cierto es que si, para ese hora no llegaba nada, uno empezaba a mosquearse. Si a las ocho de la noche no tenía noticias de muertes ajenas, ya la cosa dejaba de tener su gracia (era entonces cuando me acercaba al fax y revisaba todo lo que había llegado, por si acaso). A veces, a un par de minutos para las nueve, oía pasos de alguien acercándose a mí y dejando sobre la mesa, con delicadeza y discreción, un fax que indicaba una nueva defunción.

Pues sí: me gustaba. Ahora lo pienso y quiero limpiar conciencia convenciéndome de que esas personas estaban ya muertas y, ya que eso era inevitable, qué menos que un homenaje en las páginas del periódico. Pero, bueno… ¿qué decís vosotros?

2 Comments:

At 5:02 p. m., Anonymous Anónimo said...

No te sientas culpable, Arbusto. En el mundo del periodismo, alegrarse de las muertes ajenas es una constante. Y no precisamente por las vendettas entre compañeros o porque se muera el jefe, cosa que sucede muy rara vez, sino, la mayor parte de las veces, por rellenar páginas. Yo he visto a un jefe de sección haciendo el mismo gesto que cuando su equipo mete un gol al confirmarse que, en un accidente de avión, había un puñao de muertos. También es cierto que, si se hubiera producido un atentado te habría jodido, así que lo sentirías por otras personas muertas, lo que quizá te redima. Por suerte para ti ya semiabandonaste ese mundo para volar más alto.
Por otro lado, ¿A qué te refieres con recortar teletipos? ¿Es que todavía había una de esas máquinas?
Sugerencia para un post: escribe sobre la sarta de trabajos curiosos o infernales que has tenido en tu vida. Tus lectores te lo agradecerán.

 
At 7:40 p. m., Blogger arbusto el guerrero said...

Es cierto que podría contar algunas cosas cachondas de mis anteriores trabajos, pero tampoco creo que interesen demasiado a los lectores. No sé, ya veremos. La razón por la que escribí el post fue saber si soy el único que llegó a a alegrarse por las desgracias ajenas.

 

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