La fuerza de la imaginación
Me dicen que cómo es posible que un arbusto hable o, mejor dicho, escriba en un blog. Les digo que la fuerza de la imaginación hace posible esto y mucho más. Me remito a un ensayo de este mismo título a cargo de Montaigne, en el que se narra la fascinante historia de la joven Marie.
Foucault, en su Historia de la sexualidad, recompone las piezas. Ambroise Paré, médico de Carlos IX (rey de Francia) y Cirujano Jefe por sus grandes aportaciones a la cura de hemorragias, asiste a un acontecimiento singular. Marie, una niña de apenas catorce o quince años, juega a persecuciones con sus amigas a lo largo de la campiña. Al encontrarse una pequeña valla, la inocente Marie salta para superar el obstáculo, con tan mala suerte... que le brota un pene de la entrepierna. La niña es urgentemente llevada ante las autoridades religiosas, quienes certifican el cambio de sexo y cambian el nombre en el registro eclesiástico. Todo ello, se cree, se debe al hecho de haber abierto demasiado las piernas.
Poco más puedo contar de Marie. Parece ser que vive después bajo el nombre de Germaine, alistado como soldado de la corte. Incluso se le ha llegado a describir como hombretón de poblada barba.
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