jueves, octubre 13, 2005

Don Quijote

VIÑETAS, GRABADOS DE LAS CABECERAS
Y OTROS MOTIVOS Y ORNAMENTOS
DE ESTE VOLUMEN PROCEDEN DE LA EDICIÓN
IMPRESA EN MADRID EN 1780,
OBRA MAESTRA DE JOAQUÍN IBARRA,
DISPUESTA, “CORREGIDA” Y PUBLICADA
A INICIATIVA Y EXPENSAS
DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA.

Vale, muy bien, pero... ¿a qué viene todo esto? Arbusto Guerrero os transcribe la inscripción que se puede leer en la última página de la edición del Quijote a cargo de la RAE. “¡Qué coñazo, otra vez con el puto Quijote!”, diréis vosotros, mis visitantes en busca de la sabiduría. La verdad es que no os falta razón.

En España las república de las letras no es sino reflejo de la porquería que inunda el país. Hay algunas preguntas que obligan a uno a tomárselo con humor. Por ejemplo: si la editorial Espasa Calpe lleva décadas publicando todos los diccionarios de la RAE, ¿por qué es Alfaguara la que publica la masiva edición del Quijote? Y, ya que un tal Polanco se forra (una vez) más vendiendo libros como churros en Latinoamérica (esta vez no son libros de texto desfasados, al menos), ¿por qué el ministerio de Cultura ha difundido por todo el mundo una obra de una editorial privada? Si tan importante era el cuarto centenario, bien podría haberse financiado la edición con dinero público. Para una vez que habría producido beneficios... pero sigo con mi retórica de preguntas y respuestas. ¿Por qué Francisco Rico se ha limitado a republicar la edición del Quijote que hizo para la editorial Crítica hace cinco o seis años? O, peor aún, ¿por qué el gobierno de Castilla La Mancha le ha pagado una edición de lujo de su omnipresente libro de los cojones?


Parece ser que las notas y la introducción de Paquito Rico al Quijote son las únicas que se han hecho en España. En fin, no vale la pena interrogarse acerca del mamoneo literario-festivo reinante en la piel de toro. Arbusto Guerrero siempre se ha tomado las cosas con distanciamiento y, en estos momentos, no hay mejor escapismo que el proporcionado por el hilarante e ingenioso Paquito. Como sabrán mis sabios lectores, el director de la Real Academia de la Lengua Española es Víctor García de la Concha. Se trata de un tipo bastante gris cuyo único mérito pasa por ser miembro del Opus Dei. El bueno de don Víctor se ha encargado de apoyar a Paquito en su “definitiva” edición del Quijote. La gracia de todo esto es que la inscripción con la que abría mi post contiene un mensaje cifrado muy sabroso (fijaos en las negritas):

VIÑETAS, GRABADOS DE LAS CABECERAS
Y OTROS MOTIVOS Y ORNAMENTOS
DE ESTE VOLUMEN PROCEDEN DE LA EDICIÓN
IMPRESA EN MADRID EN 1780,
OBRA MAESTRA DE JOAQUÍN IBARRA,
DISPUESTA, “CORREGIDA” Y PUBLICADA
A INICIATIVA Y EXPENSAS
DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA.


Vamos, que Paquito no se conforme con ser el exegeta oficial del reino en cuanto a asuntos cervantinos, sino que nos dice: “Víctor García de la Concha, ydioda de la Real Academia Española”. Hay quien ha interpretado esta pulla como una relectura de las rivalidades literarias del Siglo de Oro (ya se sabe, Quevedo vs. Góngora). Arbusto lo ve, de modo diáfano, como un preocupante síntoma de subnormalidad.