Un imbécil
Es tonto y en su casa no lo saben. Concentrada toda la atención en Michael, parece que nadie se entera de que elpequeñoRalf es tonto del culo.
Hablamos de Ralf Schumacher, un conductor patético que cobra una millonada por mostrar su incompetencia al volante de un Toyota. Este alemán es especialista en no terminar carreras de Fórmula 1, gracias a su especial habilidad para estrellar el coche. El año pasado, se rompió dos vértebras en Indianápolis y estuvo dos meses de baja. Ojalá se hubiera roto las piernas para siempre.
Ahora, su especialidad es tocar los cojones a Fernando Alonso. El joven Ralf pensaba que iba a ser el sucesor de Michael y, claro... la envidia no es muy buena. El año pasado, en el GP de Mónaco, se negó a dejarse adelantar por Alonso cuando éste iba a doblarlo. Por obligación, todo piloto doblado tiene que dejar pasar a quien viene más rápido por detrás. Pero Ralf, que es diferente, aceleró en una peligrosa curva para obligar a Alonso a salirse por el exterior...y estrellarse contra un muro. Una gracieta entre muchas: toques al morro, al alerón, etc.
Yo sólo quiero que alguien le meta un palo por el culo a Ralf. No es mucho pedir. Por eso admiro a Alonso: tiene dos huevos y, si tiene que insultar públicamente a Ralf, lo hace. En España, mucha gente tilda de "chulo" a Alonso por ser un ganador sin complejos. Supongo que estos críticos añoraran a un Indurain que no ganaba etapas en el Tour porque le daba reparo hacer pupita a los demás. Luego pasa lo que pasa: que Abraham Olano, corredor mediocre donde los haya, gana el Mundial de Ciclismo gracias al sacrificio que por él hizo Indurain. Y Olano, claro, lo celebra en su pueblo de Guipuzcoa junto con carteles que consideran a los asesinos de ETA unos héroes encarcelados. Tócate los cojones.
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